Primera aproximación a la segunda vuelta. Cedatos, respaldada por la precisión que la diferenció de las demás casas encuestadoras el día de las elecciones, ha mostrado sus cifras sobre la migración de los votos del 33 % de la población que no votó ni por Guillermo Lasso ni por Lenín Moreno.

Así las cosas, Lasso se proyecta desde el inicio como el gran beneficiado de lo que se entiende como un voto castigo contra el correísmo: dos de cada tres votantes de Cynthia Viteri, Dalo Bucaram y Patricio Zuquilanda se mudarán a su opción electoral; uno de cada dos, en cambio, llegará desde las corrientes de Iván Espinel, Washington Pesántez y Paco Moncayo.

Se trata del apoyo de los votantes, más allá del respaldo que Lasso ha recibido por parte de los líderes de todas las tendencias de oposición con excepción de Iván Espinel y Paco Moncayo, con quienes tiene previsto reunirse.

Para Moreno, por el contrario, se advierte un escenario más difícil para conquistar a quienes no confiaron en él durante la primera vuelta, sino por una opción de oposición: en todos los casos mantiene adhesiones desde sus contrincantes menores al 25 %.

En el aire quedan, siempre de momento, un altísimo porcentaje de nulos e indecisos, sobre todo en las tiendas de la Izquierda Democrática y FE, donde hasta el 30 % optaría por anular el voto ante Lasso y Moreno.

En el conteo final, aunque anticipado, Cedatos tiene números claros: Lasso ganaría con el 52,1 % y Moreno quedaría con 47,9% de los votos válidos.