“Vivimos tiempos en los que se asocia la ancianidad con lo decadente y obsoleto”

Estar en este mundo con abundancia de años vividos, 87 años de edad para ser precisa, me da una perspectiva diferente de las cosas que verdaderamente importan y de aquellas que a mi edad molestan y me cuesta aceptar. Percibo que el día que vivo es el que debo apreciar con gratitud y que he de descartar toda circunstancia de mí misma o de los demás que quite calidad a mi tiempo.

Percibo que estas son épocas en las que se sublimiza lo fresco, lo joven, lo novedoso y se descarta la experiencia y la sabiduría de los ancianos. Tanto es así, que se asocia la ancianidad con lo decadente y obsoleto. Y esto conduce a jóvenes y a no tan jóvenes, a desvalorizar a irrespetar a los ahora llamados adultos mayores.

Es época de consumismo agresivo, de tecnología rápida, de narcisismo y de soberbio egoísmo. Resulta paradójico visualizar, que como humanidad hemos avanzado en inventos, descubrimientos y todo orden teórico de tendencias filosóficas, pero no hemos avanzado en controlar nuestra feroz tendencia a dominar o a destruir.

Pudiendo hacer este paso breve por el planeta Tierra más amoroso y acogedor, repetimos los mismos errores de todas aquellas civilizaciones cuyas ruinas evidencian su auge y su decadencia. Lo esencial continuamos olvidándolo.

Aida I. Ortiz Balarezo