Múltiples lecciones deja el infortunado choque de la nave pesquera contra el puente peatonal que conduce a la reserva ecológica “Santay”, que dejó aislado a los escasos habitantes. La vertiginosa necesidad que le dio el gobierno anterior a la ejecución de esta importante obra, que estaba detenida, para satisfacer antiguos requerimientos, que se ejecutaron sin los estudios requeridos y sin los permisos de Dirnes, es decir, fue una obra pública inconsulta. Sea como haya sido la cosa, el hecho cierto es que se tiene que pagar los daños. La valoración de lo destruido lo hará la empresa Alcelsa.

Por otra parte, la mala suerte, que también complementa la construcción de la caminera terrestre, para los peatones, es que ha tenido grandes rupturas de las tablas de madera en diferentes sectores, motivo por lo cual se había suspendido la circulación de bicicletistas. Además de luminarias dañadas, falta de más recipientes para el reciclaje de basura y de más personal de seguridad.

Mientras tanto, es importante atender las necesidades de movilización, para los habitantes, en razón de la circunstancia sufrida, como de los estudiantes que tienen gran dificultad para cruzar a la ciudad, y han dejado de recibir los beneficios económicos generados de la actividad turística, especialmente los fines de semana y feriados.

Lic. Robespierre Rivas Ronquillo