Hoy como ayer

Quienes desconocen la historia, ignoran que los errores se repiten frecuentemente, lo cual impide prosperar. La mayoría de los que la conocen, por su ideología, ocultan lo que va en contra de esta y escriben sobre lo que les beneficia.

Hace 140 años tuvimos un gobierno similar al de la robolución. El Ejecutivo fue elegido por voto. La única diferencia fue que uno era militar y el otro civil.

Rafael Mata, al describir a Ignacio Veintemilla en su Juicio histórico sobre las páginas del Ecuador, comenta que “... hizo lo que todos los caudillos militares: había comenzado por fingir un patriotismo sincerísimo, un republicanismo ilimitado, un desprendimiento ejemplar, una generosidad a toda prueba; mas, bien pronto sobrevino el desengaño. Rechazaba de plano todo consejo bien intencionado, toda insinuación dirigida a establecer el gobierno del pueblo para el pueblo, en la práctica, aun cuando esa es la frase sacramental de todo nuevo gobernante. Le enojaba la contradicción, pensando sin duda, como la mayor parte de los ciudadanos armados, que la República toda es un campamento”. Mata agrega: “... desapareció el jefe amable y complaciente para que entrara en escena el verdadero personaje, fiel trasunto de todos nuestros tiranuelos que, bajo el Excelentísimo que les recuerda una costumbre absurda, no son sino malísimos mandatarios de estos países bondadosos hasta la servitud. De nada sirvió, pues, la letra de la Constitución libérrima, si, ya con un pretexto, ya con otro, nunca se desprendió de las fatídicas Facultades Extraordinarias [...]”. Cuando su fin se aproximaba, el autor añade: “[...] y solo quedaron ya en torno del presidente unos pocos amigos personales que le guardaban consideraciones y lealtad mal entendidas y esa chusma servil que se arrastra en todos los días de su vida al pie del solio, sea quien fuese el que ocupe el sillón presidencial, siempre que se le permita merodear en la batalla desastrosa del Presupuesto del Tesoro”. Es la contestación de Mata a un libro escrito por Marieta de Veintemilla, esposa del dictador cuando se encontraban exilados en Lima.