
La historia de un padre que tambien es madre de 8 hijos
Fue hace dos años, un Día de la Madre. Ella le dijo que iría a visitar a la familia y lo dejó en casa con los ocho hijos que habían procreado juntos en más de 20 años de unión.
Fue hace dos años, un Día de la Madre. Ella le dijo que iría a visitar a la familia y lo dejó en casa con los ocho hijos que habían procreado juntos en más de 20 años de unión. Se suponía que debía volver al final del día, que su ausencia no se prolongaría más de una tarde, pero no. Ella no regresó a vivir allí nunca más.
Ese día empezó un nuevo rol para este padre guayaquileño, el de madre. En una reflexión analítica de su caso, le dice a EXPRESO: “Sufrí, me preocupé, pero pude y puedo ver a mis hijos crecer a mi lado”.
El nombre de este líder de familia es Ney Bravo, un hombre de pocas palabras, estatura menuda y rostro nostálgico, algo tímido. Trabaja como jardinero en Puerto Limpio hace cinco años, antes era agricultor en el campo costero.
Sus hijos son: Johnny, de 23; Cristina, de 21; Álex, de 20; Jessenia, de 18; Evelyn, de 15; Katherine, de 13, Júnior, de 11 y Justin, de 9. Siete de ellos lo acompañan en la entrevista.
Los organizó. Los varones mayores trabajan y lo ayudan, las niñas que siguen cuidan a los más pequeños, se reparten los quehaceres y la revisión de deberes. Son un equipo.
“Les he dicho siempre que la única forma de salir adelante es la unión. Tenemos que entre todos ayudarnos, cuidarnos”. Cuando habla, sus hijos lo miran con orgullo.
Los Bravo viven en una peatonal de tierra en la Balerio Estacio. En la casa hay dos habitaciones, una es de Ney y los hijos varones, la otra, de las niñas. Tienen un par de sillas de plástico vetustas y ninguna habitación cuenta con puerta. Eso sí, todo está limpio.
¿Qué tan difícil es ser padre de ocho? Pues “no tanto”. Solo hay que mantener la comunicación. “Ellos son unos buenos chicos. Son obedientes...”.
Cuando comen la merienda, lo hacen juntos. Siempre juntos. Ney, dicen sus hijas, no es un padre estricto ni mal genio. Todo lo contrario.
Admiten que su madre llega a buscarlos de repente, pero luego los vuelve a dejar ahí, en la casa de la Balerio Estacio de la que se fue un Día de la Madre. En ese hogar en que hoy, que es el Día del Padre, ocho jóvenes de apellido Bravo festejan al ser que los procreó, que los mantiene y que los cuida a diario. Ellos saben que, como Ney se los dijo ya, “la única forma de salir adelante es la unión”.