Guayaquil y la diversidad sexual

Soy una mujer de 55 años de edad que le agradece a la vida que Guayaquil, a pesar de todos sus problemas, se haya convertido en una ciudad donde cada vez se respeta más la diversidad sexual.

Sé que todavía queda muchísimo por hacer en este aspecto, pero es reconfortante ver en las calles guayaquileñas a parejas de gais y lesbianas paseando de la mano y demostrando públicamente su amor y cariño.

Es algo que vengo observando desde hace unos diez años, aproximadamente. Constituye, sin duda, un logro; a pesar de toda la intolerancia, odio y revanchismo que se vive actualmente a nivel mundial.

Leticia Calderón