Desde 2019 y hasta ahora, 150 muertes violentas de reos se han registrado en las cárceles del país como producto de crímenes, riñas internas y amotinamientos. Poco han podido hacer para aplacar esa espiral de violencia los apenas 1.658 guías penitenciarios encargados del custodio de 38.000 internos en las 53 prisiones estatales.

Con la intención de fortalecer ese cuerpo de vigilancia, las autoridades carcelarias, con el apoyo de la Policía, proyectan ahora la estructuración de una fuerza de acción y reacción inmediata para intervenir en circunstancias que vulneren la seguridad en los centros de privación de libertad o que pongan en riesgo vidas humanas.

Se llamará Grupo Especial de Acción Penitenciaria (GEAP) y la intención es que sus integrantes estén preparados para intervenir y controlar motines, toma de rehenes, reyertas, incendios, rescates, traslado de alto riesgo, así como para la investigación e inteligencia penitenciaria.

Ciento trece agentes de seguridad carcelaria (entre ellos 17 mujeres) con al menos 2 años de experiencia en custodia y trabajos de seguridad en las cárceles, estaban convocados para, desde el pasado 12 de abril, recibir durante cuatro semanas entrenamiento y capacitación sobre incursión, intervención, control y combate cercano en espacios y reducidos.

El pasado 19 de abril, 198 elementos se incorporaron al cuerpo de vigilancia y pasarán a prestar servicios de seguridad en los centros de privación de libertad.

EXPRESO quiso conocer detalles sobre qué tipo de entrenamiento y capacitación reciben los aspirantes previo a integrar el cuerpo de guías penitenciarios, y cuál es el equipo y armamento que tendrá en dotación el GEAP. Hasta el cierre de este artículo no hubo respuesta del Servicio de Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI).

Dos expertos en seguridad penitenciaria consultados por este Diario, aunque miran con buenos ojos la iniciativa de contar con una fuerza de élite para las cárceles, consideran que deben adoptarse otras medidas en la preparación del personal de custodia y vigilancia.

“Es importante que, aparte de la selección de los mejores guardias carcelarios y que reciban una capacitación permanente, se les dote a ellos de equipamiento y armamento no letal que permitan enfrentar al preso que no quiera sujetarse a la disciplina”, recomienda Alfredo Muñoz, exdirector nacional de Rehabilitación Social.

Entre ellos cita: equipos de protección similar al de la policía antimotines, aerosoles de gas pimienta, pistolas eléctricas inmovilizadoras, carabinas de balas de goma y mangueras de alta presión de agua.

“Como arma de defensa los guardias cuentan solo con un palo de escoba y algunos privilegiados tienen toletes. “No se puede exigir a esta gente que trabaje mejor si no se les da las facilidades para el trabajo”, comenta.

Ricardo Camacho, exsubsecretario de Rehabilitación Social, señala que existe una doctrina propia para la seguridad en los centros penitenciarios. “Me parece mal que el SNAI piense que la policía le puede capacitar en todo. Así, lo que logramos es tener personal que funge de guía, pero que tiene formación policial”, cuestiona.

El experto sugiere que Ecuador pida apoyo a países que cuentan con escuelas penitenciarias, como Colombia o Chile, para que allá se formen instructores nuestros que puedan generar en nuestro país las enseñanzas apropiadas para el sistema carcelario.

Adquisición

El pasado 10 de marzo, el SNAI declaró una emergencia para contratar    la compra urgente de armas no letales    y equipo de seguridad para los nuevos guías penitenciarios. En la lista figuraban uniformes, gas pimienta, toletes, cascos, chalecos y escudos antidisturbios.