El Estado y la frontera norte

Una equívoca visión sobre el desarrollo nacional y una todavía prevaleciente orientación marcadamente centralista llevaron al abandono de la búsqueda de un progreso igualitario. Y una de las zonas más afectadas por ese dañino enfoque fue la conformada por las provincias fronterizas en general y las de la frontera norte en particular.

La aparición del petróleo en los territorios del norte de la región amazónica en algo sirvió para remediar la condición generada por la ausencia del Estado en estas provincias pero, fundamentalmente prevaleció la situación anterior, agravada por las complicaciones derivadas de la presencia de nuevos actores sociales, provistos de relativamente alto ingreso, lo que hizo proliferar los sitios de diversión e incrementó el consumo de alcohol. Ello incluso atrajo a las fuerzas insurgentes de las FARC, que mantenían en permanente tensión el sur de Colombia y pasaban constantemente al Ecuador en busca de alimentos, uniformes, precursores químicos y hasta documentos de identificación ecuatorianos.

A la par que eso ocurría, Esmeraldas, en su franja colindante con Colombia, permanecía como en los días de la fundación de la República, igual que el Carchi, con la ventaja del intercambio fronterizo y la condición de capital provincial de Tulcán.

Aunque muy tardíamente, frente a las actuales trágicas circunstancias, ese hecho debe ser reconocido para entrar decididamente a superarlo. El reciente asesinato de compatriotas en esa frontera debería constituirse en incentivo suficiente para, en su homenaje, realizar las acciones requeridas para garantizar el desarrollo de las poblaciones allí asentadas.

No de otra manera será posible controlar al narcotráfico que cada día evidencia la magnitud de su penetración en la vida nacional.

Por ello es lamentable que la Asamblea Nacional se haya negado a crear una comisión destinada a investigar los posibles vínculos del gobierno anterior con la narcoguerrilla, al tiempo que sí decidió hacerlo con los policías destinados a la zona fronteriza y que serán sometidos a evaluación luego del descubrimiento de que algunos de ellos, destinados a la seguridad presidencial, estaban involucrados en actividades delictivas.

Mientras perdure la voluntad de encubrir, ningún plan para combatir al narcotráfico en la frontera tendrá éxito. Cabe al menos, impulsar su desarrollo.