
El festejo enciende la noche
La fecha fue un día laborable, por ello hubo más asistencia en la amplia agenda nocturna
Los espacios cívicos y turísticos de Guayaquil se han convertido en estas noches en los escenarios de la celebración guayaquileña, debido sobre todo a que la fecha oficial del cumpleaños de la ciudad, el 25 de Julio, fue día laborable y el feriado recién comenzó ayer.
De allí que los actos festivos con más asistencia han sido los de horario nocturno. Así, a las 19:50 de ese miércoles, y como si se tratara de un ‘running’, jóvenes, adultos y niños emprendieron una carrera masiva por la avenida 9 de Octubre para no llegar tarde al espectáculo de luces artificiales que inició a las 20:00 y duró 17 minutos.
Miles de estudiantes y trabajadores arribaron al Malecón 2000 a presenciar el programa. Mercedes Palma acudió con su uniforme de profesora junto a dos compañeras. “Hoy me siento más guayaquileña que nunca antes. Fue maravilloso mirar esos destellos, aunque vinimos directo y no alcanzamos a traer a la familia”, comentó.
Ante la mirada asombrada de la multitud de ciudadanos, las luces se reflejaban en las pupilas de chicos y grandes. “Es la primera vez que veo esas estrellitas en el cielo”, expresó José Cedeño, de nueve años.
Hubo variedad de gustos, rincones y sabores. Con sonrisas y exaltando los colores blanco y azul de la Perla del Pacífico.
Durante el jueves 26, la celebración no se detuvo. Las Peñas y la calle Numa Pompilio Llona olían a festejo. Risas, el crujido de la carne asándose y el ritmo de los instrumentos musicales, ubicados a lo largo de la calle que guarda la historia de Guayaquil conformaron un solo sonido: el de celebración.
Rosa Suárez, de 70 años, llegó desde España para compartir con su familia. Ella ascendió hasta el faro de Las Peñas acompañada de hijos, nietos, primos y hermanos. “Me encontré con una sorpresa fantástica, los juegos del malecón, las obras de teatro y la gastronomía. Increíble”, dijo, agitada por la subida.
Los adolescentes, por su parte, hallaron su entretenimiento en los parques de diversiones. En el ‘Discovery’, ubicado cerca del parque Samanes, Melanie Morocho, de 14 años, acudió con su mejor amiga. “Fantástico, solo pagamos $ 6 y pudimos subirnos a todos los juegos, y hasta repetimos”.
En el norte de la ciudad, cerca del centro comercial City Mall, la alegría de un circo con acróbatas, payasos e intérpretes de cuentos infantiles se robó la sonrisa de los más pequeños.
Hasta allí llegó Rubí Vera con su hijo de seis años la noche del jueves. “A él le encantan los circos, por eso elegí disfrutar de las fiestas complaciéndolo”, manifestó, mientras su hijo le regalaba una sonrisa agradecido.
Pero la diversión también está en las obras de arte. Por eso Jéssica Castillo, junto a tres amigos, aprovecharon el feriado para acudir a un microteatro en La Bota, del Malecón del Salado, donde también disfrutaron de una cena porteña con cocteles, para acompañar la noche.
En la terraza de ese malecón, la cumbia, pasillos y salsa no faltaron. Esa noche, el frío refrescó el cálido momento compartido entre amigos, novios y familia. Los visitantes bailaban sin vergüenza y disfrutaban de unas cervezas. Un show musical acompañado de las luces que se encendieron en los chorros de agua de la plazoleta del Malecón del Salado hizo que hasta los turistas se unieran al baile.
Pero si existe algo que aglomere a quienes buscan diversión en la música son los conciertos. El mejor escenario fue la concha acústica del parque Samanes, donde cantantes como el salsero Alberto Barros, el merenguero Wilfrido Vargas y el reguetonero Yandel causaron furor entre los miles de asistentes que no cesaban de cantar, corear y bailar. Los fuegos artificiales acompañaban el show, iluminaban la noche y recordaban que la ciudad está de fiesta.