
Fantasmas que ‘temer’ en el palacio Alvorada
El gobernante de Brasil revela el porqué de su mudanza. No podía dormir en el palacio presidencial por las “malas energías”.
La salida del presidente Michel Temer del palacio presidencial de Alvorada, el pasado 18 de febrero, sorprendió en Brasil, una decisión que, según terminó revelando él mismo a la prensa, incluso tendría relación con espectros.
Temer, su mujer Marcela y su hijo de 7 años, Michelzinho, vivieron en el palacio menos de dos semanas, después de haber esperado meses por una serie de adaptaciones que se estima que costaron unos 20.000 reales (6.400 dólares).
El político conservador, de 76 años, que asumió la presidencia en agosto tras el impeachment de la mandataria de izquierda Dilma Rousseff, decidió regresar con su familia a la residencia de la vicepresidencia, el cercano palacio de Jaburú, donde residía desde 2011.
Después de especulaciones en la prensa sobre el repentino cambio de residencia, el presidente despejó los interrogantes en una entrevista publicada el sábado por la revista Veja en la que dijo que, aunque Alvorada es “muy amplia y bonita”, Jaburú es más acogedor y su familia está más acostumbrada a él.
“No conseguía dormir, desde la primera noche. La energía no era buena. Marcela sintió lo mismo. Solo a Michelzinho, que se la pasaba corriendo de un lado al otro, le gustó”, confesó el mandatario, que la semana provocó polémica por unos dichos sobre el papel de las mujeres en la economía.
Hogar de Rousseff desde 2011 y de su mentor, el líder izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, desde 2003, el majestuoso palacio diseñado por Óscar Niemeyer incluso dio otras sensaciones al presidente.
“Llegamos a pensar: ‘¿Será que aquí hay fantasmas?’”, dijo entre risas Temer, casado en terceras nupcias con Marcela, 43 años menor que él.
El columnista Jorge Bastos Moreno aseguró el sábado en el diario O Globo que Marcela Temer llegó a contratar a un cura “conocido por espantar los malos espíritus con sus oraciones” para que protegiera con agua bendita la casa, pero que ni así quedó tranquilo el matrimonio presidencial.
Antes de Temer, solo los presidentes João Figueiredo (1979-1985) y Fernando Collor (1990-1992) no vivieron en Alvorada. Figueiredo escogió la residencia alternativa de la presidencia, Granja do Torto, y Collor una residencia privada.