Un trabajo a cero grados centígrados. Ecuador, a través de su Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar), realizó una expedición por 102 días al otro lado del mundo: en la Antártida. Esta contó con participación de 44 expedicionarios, entre personal militar, servidores públicos y científicos nacionales y extranjeros. 

Una tarea ardua a bajas temperaturas que fue liderada - en el área investigativa- por la teniente de fragata superficie Mildred Barzola, jefa científica de la Expedición Ecuatoriana en la Antártida y directora de Protección Antártica. EXPRESO se contactó con la funcionaria para conocer en qué contribuye esta expedición, que finalizó el pasado 3 de abril, para la situación oceanoclimática del país. En términos generales, es un trabajo a largo plazo, que podría evitar catástrofes o estructurar un plan de remodelación eficaz.

Barzola detalló a este Diario que en esta travesía, que también contó con la participación de la Academia, las actividades científicas se dividieron en dos etapas, con un total de 17 proyectos de investigación y dos proyectos de difusión. Uno de ellos fue el análisis de Riesgos Climáticos y no Climáticos. Este fue realizado en la isla Greenwich, península antártica, donde Ecuador opera desde su centro de investigación llamado Pedro Vicente Maldonado.

Barzola detalló que la operación contó con investigadores ecuatorianos y se ha desplegado en otros países. Esto contribuye, aseguró, “a que los científicos se relacionen internacionalmente y adquieran nuevos conocimientos”. Anunció que el Inocar tiene previsto que los resultados que se obtengan en estos proyectos, de análisis multitemporales que requieren de uno a tras años de análisis, sean difundidos a la comunidad científica nacional e internacional. 

Con respecto al proyecto de afectaciones y riesgos climáticos, Barzola contó que cuentan con un estudio relacionado a este eje. Se trata del análisis de tendencias y escenarios climáticos.

Pero, ¿en qué aporta este estudio en particular al país? La analista científica de la Dirección de Proyección Antártica del Inocar, Ashley Casierra, dijo a este Diario que en mucho, sobre todo a obtener datos nuevos con los que las autoridades pueden trabajar en nuevos planes de prevención o acción ante posibles catástrofes naturales.

“El objetivo de ir hasta la Antártida es hacer ciencia, generar conocimientos. Estas investigaciones deben ser insumo para que puedan tomar las medidas adaptativas climáticas para enfrentar los cambios climáticos”, cuenta Casierra a este Diario, y aclara que los proyectos tienen una duración de hasta tres años, y que la expedición en la Antártida es una de las fases del proceso de investigación: “No es que nosotros viajamos y traemos un informe listo. No es un trabajo rápido, debemos ir a los tiempos que la rigurosidad científica lo requiere”.

Casierra explicó que el estudio de riesgos climáticos tiene como objetivo recabar información sinóptica de diferentes variables, generar un marco meteorológico para la implementación de un sistema de gestión de riesgos y determinar la vulnerabilidad del sistema y hacer el cálculo de riesgos. 

Con estos insumos, describe, se podrá generar un sistema de gestión de riesgos. También recalca, que otro de los objetivos de iniciar y culminar este tipo de investigaciones de largo aliento, es que con la data obtenida se podrá crear planes de contingencia, planes de acción y una propuesta para la implementación de un sistema de riesgos en la Antártida: “Ahora estamos realizando un análisis sinóptico, levantando información de las diferentes variables como la del viento, temperatura y nubosidad”.

La idea es que se tomen a tiempo las medidas adaptativas, señaló Casierra, al concluir que “al invertir en la adaptación climática, se ahorra mucho presupuesto en acciones”. Con este dato, ratificó la especialista, se puede convertir a un país resiliente. Es decir, “tener un plan de acción eficaz” que ejecutar y ante futuros desastres naturales, aplicarlo y este contribuya a que puedas volver a la normalidad en el menor tiempo posible. “La finalidad es caminar hacia la resiliencia climática, prepararnos para un posible evento, pero mucho más a saber qué hacer después de estos; conocer todas las aristas y actuar”.

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• Ecuador tiene voz y voto en la Gestión del continente

Desde 1987 el Ecuador es miembro del Tratado Antártico, alcanzando en 1990 el estatus de Miembro Consultivo. Esta condición le otorga al país, voz y voto sobre las diferentes medidas, decisiones y resoluciones que se toman con relación a la gestión del continente antártico.    En las metas del Plan Nacional de Desarrollo y en los compromisos internacionales asumidos por el Estado a través de los diferentes tratados, convenios o protocolos que conforman el Sistema del Tratado Antártico, está el desarrollo de expediciones a la Antártida, las cuales se planifican y ejecutan anualmente, a través del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada.