Un activista político, empresario inmobiliario y comerciante de electrodomésticos. Así es como Leonardo Cortázar Arcos, de 43 años, se presentaba. Pero sus verdaderas actividades, según la Fiscalía, consistían en obtener “réditos económicos indebidos” que provenían de su posición cercana con la política de turno.

Primero fue miembro del Partido Fuerza Ecuador, de Dalo Bucaram Pulley, en 2015. Después, en 2018, militó por el movimiento Libertad es Pueblo, con el que apoyó al régimen de Lenín Moreno. En 2020 apareció junto al Movimiento Acción Democrática Nacional (ADN) y mostró su apoyo al candidato a la Presidencia Andrés Arauz. Y quedó fotografiado junto con Ronny Aleaga en la inauguración de la central política de ADN, en Guayaquil.

Para 2022, su nombre apareció en el caso Encuentro y vinculado con Hernán Luque, delegado del entonces presidente Guillermo Lasso en el directorio de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas (EMCO).

Hoy, Cortázar está prófugo de la justicia ecuatoriana. Es investigado en el caso Encuentro y ayer el juez que conoce su caso autorizó el comienzo del trámite para lograr su extradición, pues la Policía Nacional presume que está en Panamá.

Sobre sus negocios hay dos caras: la pública y la oculta tras operadores, según la Fiscalía. En los registros de la Superintendencia de Compañías aparecen media docena de empresas en las que fue accionista o directivo, pero desde 2022 se han ido cancelando, disolviendo o vendiendo sus acciones.

En junio de ese año, el entonces asambleísta Fernando Villavicencio publicó la foto de la piscina en Miami, que reveló las relaciones que existían entre Cortázar, Aleaga y Xavier Jordán, prófugo en el caso Metástasis y por la corrupción hospitalaria en el IESS.

La primera alerta sobre él es la inconsistencia de sus actividades económicas. A pesar de sus negocios registrados desde 2013, a pesar de haber constituido la firma Credicomercio USA Inc en Florida (hoy inactiva), a pesar de sus aportes económicos en las campañas políticas y pese a su gusto por publicar sus fotografías en yates y balnearios de lujo, ante el SRI aparece que desde 2013 a 2023 no ha pagado impuesto a la renta.

Su cara oculta, según la Fiscalía, son los negocios con el Estado a través de operadores. En el caso Metástasis, Jordán habla de Cortázar con el narcotraficante Leandro Norero. Lo identifica como uno de sus amigos. En los chats del caso Encuentro, en cambio, el empresario guayaquileño dice contar con el apoyo de Hernán Luque para lograr contratos en la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL).

La Fiscalía lo ha vinculado con el “operador” Roberto Bueno Zarria, quien supuestamente contactaba a los proveedores estatales para lograr pagos indebidos, “los cuales haría llegar al señor Leonardo Cortázar y este a su vez a los líderes de este grupo criminal”, en cuya cúspide está, según la investigación, Danilo Carrera, cuñado de Lasso.

La forma de actuar era cobrar por garantizar contratos a ciertos contratistas. La Fiscalía lo ha vinculado con Electricaodeth S. A., constituida en 2018 pero sin ventas hasta 2021. Ese año, sin ninguna experiencia previa, la compañía logró cuatro contratos con CNEL que sumaron 985.907 dólares, por la instalación y mantenimiento de medidores y por la construcción de redes de distribución.

En 2022 continuó su buena racha y la firma logró otros dos contratos con CNEL que sumaron 1,3 millones de dólares, según el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública.

Sobre su vinculación con estas redes de corrupción, Cortázar ha señalado que es víctima de un linchamiento mediático y de una persecución sistemática. Él asevera ser un empresario que no ha sido funcionario público y no ha sido candidato, pese a su cercanía con la política. Dijo que con CNEL su único vínculo es tener un medidor.

Chats. En el caso Encuentro, la Fiscalía tiene conversaciones de Cortázar en las que habla de contratos entregados por Luque.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!