Llegar a Yurak Uksha es sentirse cerca del cielo, aluden sus habitantes. Hacen esa referencia porque están rodeados del volcán Chimborazo, que con sus 6.263,47 metros sobre el nivel del mar es el punto más cercano al sol en todo el territorio andino ecuatoriano.

Esta comunidad es pequeña. La habitan alrededor de 60 familias, más de 300 habitantes, cuyo motor principal en la actualidad son los emprendimientos, en la ganadería y las artesanías.

Yurak Uksha proviene de dos palabras kiwchas: Yurak (blanco) y Uksha (paja). La comunidad ‘Paja Blanca’, donde sus habitantes son indígenas kiwchas, quienes han aprendido a darle el valor agregado a cada uno de los productos que cultivan. Fanny Lozada, quien habita en la comuna, menciona que las familias han aprendido a emprender y a comercializar sus mercancías.

Se dedican a la crianza de las ovejas, llamas, cerdos y animales menores, de la cual aprovechan la carne y la lana para elaborar embutidos o prendas.

Orlando Córdova es otro de los habitantes de Yurak Uksha y resaltó que aprendieron sobre el valor de los emprendimientos, con la instalación de la Fundación de la Familia Salesiana en la parroquia Salinas (Guaranda).

Con apoyo de la fundación han logrado aprovechar cada uno de los recursos que tienen. “Hace unos 200 años en la comunidad se dedicaban al intercambio, es decir, vivían mediante el trueque. En la actualidad nos hemos convertido en emprendedores, pero con los mismos productos que tenían nuestros ancestros”, expresa.

En esta comunidad que está en el páramo, cuyo clima puede llegar hasta 20 grados centígrados en los días más calurosos, se han capacitado para elaborar los embutidos de llamas, turrones, elaboración de artesanías y cosecha de hongos.

En la elaboración de los embutidos de la carne de llama. Este producto aún es nuevo en Ecuador, pero esperan que haya mayor aceptación como existe en Perú y Bolivia.

Córdova explica que la carne de llama tiene un mayor contenido de proteínas en relación con las otras carnes. “Es baja en grasa y es muy sana”. La crianza de las llamas se da en los Andes a elevaciones de 4 mil metros sobre el nivel del mar.

“Somos protectores del páramo y para evitar pasarnos el límite de la reserva natural con nuestros animales y cultivos, tenemos la opción de los emprendimientos para la subsistencia diaria. Nosotros aprendemos a elaborar y también a venderlos en los mercados de las ciudades mediante las ferias”, manifiesta Fanny Lozada.

Otro de los productos que han logrado ubicar en los mercados es el turrón, que es una preparación con miel de abeja, azúcar y clara de huevo que se bate por varias horas en una paila gigante de acero inoxidable.

De este dulce lo único que adquieren en el mercado es el azúcar, ya que los habitantes del páramo elaboran la miel y tienen criadero de gallinas ponedoras.

“En esta comunidad, por cada familia se desarrollan al menos dos emprendimientos”, asegura Orlando Córdova. “Le enseñamos a nuestra generación a no depender solamente del Gobierno, sino a emprender y a valernos por nuestros esfuerzos”, agrega el comunero.