Elecciones transparentes
Estamos a escasos once meses de la realización de las elecciones populares que servirán para democráticamente elegir a los nuevos mandatarios del país e integrantes de la Asamblea Nacional. Un evento de esta naturaleza tiene que ser transparente, nítido y sin mácula para que la voluntad popular sea respetada y quienes lleguen a tan altas dignidades lo hagan sin el estigma de ser producto de maquinaciones y peor de fraudes. La transparencia ha sido el caballo de batalla de los últimos años, a tal extremo que se creó un quinto poder del Estado con el nombre de Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Lamentablemente, como con frecuencia sucede en el país, esta entidad que nació en la Constitución del 2008 no ha cumplido a cabalidad con la función para la que fue creada y está dejando una deuda para con la ciudadanía.
Las elecciones a celebrarse el próximo año deben realizarse sin que haya ningún recelo para con el proceso electoral. Por este motivo los partidos y los movimientos políticos organizados, con pleno derecho y respaldados en la Constitución y en las leyes, exigen que todos los pasos que deba dar el Consejo Nacional Electoral (CNE), que es el máximo organismo de control del proceso electoral, sean de dominio público, sin procesos secretos de ninguna naturaleza. Es muy grave cuando se juega con la voluntad popular. Todo el cronograma de trabajo que elabore el CNE debe estar supervigilado por los representantes de todos los partidos y movimientos del país. Los padrones electorales igualmente deben ser transparentados para que no surjan milagros de última hora que permitan que voten hasta los muertos... La depuración, que por lógica debe durar algún tiempo, debe hacerse cruzando los datos con el Registro Civil y con Migración. La ciudadanía, asimismo, debe convertirse en vigilante del proceso electoral, ya que no sería dable por motivo alguno que se intente burlarla.
Tenemos que estar conscientes de que la historia es el juez más severo para emitir sus dictámenes en contra de las malas actuaciones de los políticos.
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