Con el tiempo en contra para convencer. La investigación será la clave para que los aspirantes a presidente de la República cometan la menor cantidad de errores en los escasos 57 días que quedan para las elecciones adelantadas de agosto. Un paso en falso podría ser irreversible, según los especialistas.

Por ahora, los precandidatos dedican su tiempo a hacer recorridos y aceptar la mayor cantidad de entrevistas para hacerse visibles. El discurso y las propuestas aún carecen de profundidad, así como la confrontación de ideas entre ellos.

Sin embargo, Blasco Peñaherrera Solah, director de Market, considera que al no existir esta vez una antecampaña y que la precampaña y la campaña oficial serán muy cortas, los candidatos deberían tener un diseño de, al menos, tres temas a posicionar en la contienda con base en encuestas, sondeos cuantitativos y cualitativos.

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“Deberían ir sobre tres ejes: el temor por la inseguridad; de la pobreza y la angustia económica, y de la muy mala situación de los servicios públicos. Estos deben ir acompañados del mensaje positivo, que es la esperanza de la que están ávidos los ecuatorianos”, agregó Peñaherrera.

El estratega político Gustavo Isch coincide en que la investigación y el análisis de datos vienen marcando la diferencia en las elecciones en todo el mundo y Ecuador no es la diferencia. Sobre todo para que el candidato tenga claro en qué zonas, segmento de la población, ubicación geográfica, su discurso tiene pegue, posibilidad de crecer o ninguna posibilidad.

En lo que discrepan es en el mecanismo para difundir y ejecutar la estrategia. Isch dijo que es hora que los candidatos dejen las redes sociales para que el ciudadano empiece a sentir su presencia física. “En Twitter ya casi todos son conocidos, pero Ecuador no es Twitter”, señaló el especialista.

Por su parte, Peñaherrera considera que la posibilidad de hacer investigación segmentada de los gustos y preferencias de los votantes, por edad, sexo, condición económica y ubicación geográfica, hará que esta campaña sea “hipersegmentada” y llegar con ese mensaje de forma masiva y selectivamente se logra usando plataformas digitales.

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“Diría que esta campaña, y las que vienen, se realizarán en un 80 % a través de herramientas digitales, porque debería priorizar la particularización del mensaje para llegar a las necesidades de audiencias específicas. El trabajo de territorio no deja de ser importante, pero en este punto es absolutamente accesorio. Que un candidato llegue a un barrio o ciudad será algo complementario”, cree Blasco.

¿Y sobre la profundidad de los temas y el mensaje? Los especialistas consideran que por la premura de la elección, y al no estar aún la papeleta definitiva, se entiende de alguna manera que hay cierta dispersión en el discurso.

Sin embargo, no se deberían tomar más de cuatro semanas antes de la elección del 20 de agosto para empezar a aterrizar sus propuestas y enfrentar los problemas que aquejan a los ciudadanos.

La campaña se puede adelantar y extender

El consejero electoral José Cabrera dijo que si hasta el domingo no hay recursos y los ocho binomios presidenciales quedan en firme, la campaña podría empezar el 4 de julio.

Ese fue uno de los compromisos con los partidos en el Consejo Consultivo y se requeriría que el pleno del Consejo Nacional Electoral (CNE) modifique el calendario.

Mientras tanto, según Cabrera, el CNE “toma nota” de los posibles actos de precampaña electoral para reportar al Tribunal Contencioso Electoral.