Una herramienta con sus matices de blancos y negros. La campaña electoral para los comicios adelantados de agosto estará inevitablemente cruzada por el uso de la inteligencia artificial, que puede potenciar las candidaturas, pero también afectar de forma perniciosa a los contendores políticos. Empezaron a aparecer los primeros intentos.

El tema no es tan nuevo en el país. En las elecciones seccionales de febrero pasado, organizaciones políticas como el partido Avanza ya usaron algunos elementos de esta tecnología, que todavía era incipiente en el país, para conocer las zonas del Distrito Metropolitano de Quito que concentran el mayor número de votantes y sus características, en la campaña hacia la Alcaldía de la capital.

Diego Tello, especialista informático en temas electorales, explica que ese es el uso positivo que se puede dar a la inteligencia artificial para, por ejemplo, llegar a públicos específicos con un mensaje determinado y que los postulantes tengan mayor impacto y se optimice el uso de los recursos

Lo otro es que con estas herramientas, que ya han sido usadas y han tenido incidencia en campañas de países como Estados Unidos, se puede mejorar y optimizar la elaboración de las encuestas y pronósticos electorales. “En las redes sociales, con las métricas del seguimiento a las publicaciones, con un ‘me gusta’ ya se pueden predecir las preferencias electorales”, señala el especialista.

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Hasta hace poco el acceso a estas herramientas era limitado, pero el acelerado desarrollo de la inteligencia artificial de los últimos meses ha democratizado su alcance y uso y, con ello, los peligros de una mala utilización en diferentes aspectos de la vida. Y las campañas electorales no son la excepción.

Santiago Acurio del Pino, abogado y profesor en Derecho Informático, explica que en otros países ya se ha visto la proliferación de noticias falsas que se hacen creíbles para un gran segmento de la población, porque se fabrica y reproduce la voz y hasta las imágenes de la persona a la que se busca afectar, dando una sensación de realidad. Eso podría pasar en esta campaña y en las siguientes será inevitable.

“Puede ayudar hasta para garantizar la seguridad de las elecciones, si se hace un uso adecuado, pero también para modificar y manipular las decisiones de las personas a través de estos mensajes dirigidos, especialmente, por las redes sociales”, puntualiza Acurio.

Ambos especialistas reconocen que la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas vigente en el país no contempla control alguno al uso de tecnologías como la inteligencia artificial, y que por eso son necesarias reformas legales para empezar a regular este tema, aunque ni siquiera las redes sociales pueden ser tocadas por el radar de los entes electorales encargados del control.

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Tello, que fue coordinador de Procesos Electorales del Consejo Nacional Electoral, recuerda que en algún momento se firmó una suerte de pacto ético entre los candidatos y que bien se podría retomar ahora una iniciativa similar incluyendo el tema del buen uso de la inteligencia artificial, aunque eso no garantiza su aplicación desleal en “campañas grises”.

Por lo pronto, en esta precampaña electoral ya se ha visto un uso y una alerta: la Revolución Ciudadana lanzó desde inicio de semana una campaña con la creación mediante inteligencia artificial de borregos de todo tipo, con el objetivo de quitarle la carga negativa al calificativo con el que son llamados los simpatizantes y militantes de esta corriente política.

Su impacto fue importante en los primeros días de la difusión de la “borrega candidata”, “el borrego estudiante”, el “borrego médico” que ansían el retorno del correísmo. Pero a la par, usando la misma herramienta los opositores crearon el “borrego prófugo”, el sentenciado por corrupción y aquel que come un sánduche. La idea se ha ido dispersando en las últimas horas.

Por su parte, el candidato por el movimiento Construye, Fernando Villavicencio, alertó que sus opositores le van a hacer decir cosas que nunca ha dicho ni va a decir, y que las difundirán a través de plataformas como WhatsApp y en las redes sociales. Como ejemplo, puso un audio en el que se escucha una voz idéntica a la suya decir: “Aquí reportándole a la CIA que está haciendo calor en Quito. Y que cinco a cero te acuerdas y te duele; tres a cero como le gusta al pavo”.

Reformas, lejos de ser aprobadas

En días pasados, el vicepresidente del CNE, Enrique Pita, dijo que al no existir normativa al respecto, el ente electoral no está obligado a controlar el uso de la inteligencia artificial.

Reconoce que la irrupción de estas herramientas y otras tantas tendrá que ser materia de una gran reforma al Código de la Democracia.

El problema es que al no haber Asamblea, cualquier iniciativa podría ser analizada en seis meses y los cambios se deben aprobar un año antes del siguiente proceso electoral, que será en 2025.