Pinto, empresa otavaleña, en el pasado llegó a exportar a Alemania más de dos millones de dólares en camisetas. Dejó de hacerlo cuando cambiaron ciertas leyes en Ecuador, como el Mandato 8, que no permite la intermediación laboral. Adicionalmente, parte del mercado mundial empezó a priorizar precio sobre calidad.

A esto se sumó la competencia con Asia. “Pero nosotros, que estamos con la gestión de la tercera generación y ya se prepara la cuarta, tenemos una visión a largo plazo. Nos enfocamos en atender al nicho de mercado que gusta de la calidad”, manifestó Mauricio Pinto, gerente general de la empresa, la cual este año cumple 110 años de estar en el mercado ecuatoriano.

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Pinto enfatizó que por ahora están estudiando a Portugal, país que exporta al año 6.000 millones de euros en tejidos especiales y de calidad para un mercado de nicho, “y ese es el camino que queremos seguir”, enfatizó.

Están trabajando con asesores de Colombia y aunque todavía no tienen una propuesta en firme, en sus planes está exportar a Europa, quizás empezando por España.

Explicó que llegar a los mercados internacionales siempre es una meta y con esa visión abrieron pequeñas plantas en Perú y Colombia, donde trabajan 23 y más de 30 colaboradores, respectivamente. “Pero abrimos estos puntos en el exterior porque Perú y Colombia tienen más acuerdos comerciales que Ecuador. Ellos pueden llegar a más mercados sin pagar aranceles por las exportaciones”.

Entonces, lo que se está fortaleciendo es el volumen de producción y analizar cómo manejar las variaciones de precios a nivel internacional, antes de lanzarse nuevamente a conquistar el mundo.

Pensando en ser eficientes y atractivos, la compañía ha invertido en una fábrica que funciona con panales solares, que generan el 51 % de la energía que esta requiere, disminuyendo costos de producción y consolidando la responsabilidad ambiental, además de que demuestran cuidado en el tratamiento del agua.

Aunque prefieren no enfocarse solo en el crecimiento de ventas, sino en la calidad y que los clientes estén felices, en este 2023 esperan un aumento del 7 % en su facturación.

“Mi bisabuelo tenía un almacén en Otavalo donde vendía de todo, desde herramientas hasta libros. Sus hijos, Segundo Miguel y Tomás Abel, se fueron a estudiar a Quito mecánica y carpintería. Aunque no terminaron porque cerraron el Instituto Salesiano, los recomendaron para construir un aserradero. Era la época del boom del caucho y trabajaron en proyectos similares por seis años. Al regresar a Otavalo trajeron el dinero que habían ahorrado”, relató Pinto.

Entonces compraron un terreno donde instalaron una planta generadora de luz, en 1913. Y ya en 1925 incursionaron en la producción de tejido de punto y desarrollaron la primera pieza de tela. “Claro, antes vendían insumos de algodón a los tejedores de Otavalo”.

Mauricio está trabajando en la empresa desde que tenía 23 años de edad y lleva más de cuatro décadas como gerente. Sigue convencido de que para hacer empresa lo importante es mirar a largo plazo, porque el sector empresarial de Europa se diferencia del latinoamericano por tener más negocios que han trascendido en el tiempo. Y justamente eso es lo que se necesita para hacer crecer un país.

Actualmente, Pinto en Ecuador da trabajo a 462 empleados y cuenta en el país con 38 tiendas.

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