Tras el cambio de horario para el toque de queda, pasando de 00:00 a 01:00 como la hora máxima para circular en los cantones que se encuentran en categoría alta, las discotecas han percibido hasta un 30 % más de visitas en relación a la semana pasada.

Desde que inició el toque de queda, en enero pasado, los bares y discotecas han tenido pérdidas sustanciales en sus ingresos, pérdidas que llegan hasta el 80 % de lo que facturaban en diciembre del 2023. Ahora admiten que la extensión de horario les ha permitido ‘respirar’ un poco más, pero siguen complicados para recuperar suficiente para pagar a sus trabajadores.

En el Puerto Principal varios establecimientos han tenido que despedir a varios empleados de atención o seguridad, reduciendo a un tercio su personal, como lo ha publicado EXPRESO.

La noche del viernes y sábado 22 y 23 de marzo reciente se pudo observar mayor movimiento de ciudadanos dentro de estos establecimientos, lo que representó una oportunidad para mover más su economía.

Para Nicolás Vasco, presidente de la Zona Rosa de Guayaquil y propietario de la discoteca H2O, esta hora adicional permitió incrementar sus ventas un 30 %. Recién a las 23:00 la gente comienza a llegar y que solo podamos abrir hasta las 00:00 nos generaba pérdidas. Ahora la gente pudo venir con un poco más de calma, pero sigue sin ser suficiente”, asevera.

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Criterio que comparte Ernesto Vásquez, vicepresidente de la Asociación de Centros Nocturnos de la provincia del Guayas y dueño del bar Nikita.

“El fin de semana nos dejó un 10 % más de ingresos que la semana pasada. Pero lo que necesitamos es que el horario se extienda hasta las 02:00. El toque de queda solo afecta al comercio y como se ha visto, ya más del 30 % de los negocios de este tipo han tenido que cerrar por la crisis económica que viven”, dice.

A dos semana para que culmine el estado de excepción, los centros nocturnos no ven la hora para volver a abrir sus puertas.

En el caso del bar El Colonial, en la zona rosa de Guayaquil, que llevaba cerrado desde el inicio del toque de queda, pudo reabrir paulatinamente desde mediados de marzo y ayer se pudo observar cómo la vida retornaba a su negocio.

“Teníamos que comer y pagar los gastos de arriendo, por eso tuvimos que reabrir. Ya vemos una mejoría por poder atender más tiempo, pero falta. Sería bueno poder atender sin restricción alguna”, dice María José Salinas, administradora de El Colonial. 

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