Es diciembre, pero el ambiente navideño no ha terminado de arribar a las principales jugueterías del país, que todavía hacen malabares para cerrar contratos y lograr amortiguar la caída de facturación que desde ya prevén que les dejará esta fecha.

“Lleva tres y el cuarto es gratis”, reza la publicidad que se exhibe en las instalaciones de Estuardo Sánchez, una de las importadoras de juguetes más grandes del país, que ha recurrido a esta estrategia para evacuar la mercadería que, como mayorista, empezó a adquirir a inicios de año, cuando nadie imaginaba que una pandemia se llevaría la ilusión de tener un buen año.

La caída que proyectan es de hasta el 25 %, como respuesta a un consumo lento y cauto en los clientes. Este año las restricciones de movilidad y de realización de eventos y fiestas, han hecho que muchas empresas dejen de demandar productos con anticipación y que los contratos, que normalmente se cerraban en agosto, aún se estén negociando.

Otro factor, según Roberto Bigalli, gerente de la firma, está relacionado al cierre de fábricas en China, el mayor productor mundial de artículos lúdicos, lo que hizo que para este año exista una menor disposición en la oferta global y que, por ende, que las compras de su local cayeran al menos un 40 %. Para este 2020, por ejemplo, lo que más escasea son las bicicletas, piscinas y juguetes de patio.

Es una realidad que se repite en otros establecimientos como Juguetón o Pelucas y Postizos, y en el mercado en general. Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), hasta septiembre las compras de juguetes sumaron 98,5 millones de dólares, el 43,5 % de lo registrado en igual periodo de 2019.

Una menor compra, dice Fabián Andrade, gerente de Pelucas y Postizos, los obligó a ser más estratégicos. Si bien el stock para este año es menor, tuvieron que apostar por la diversidad y adquirir productos de menor valor que estén al alcance del consumidor, que este año se muestra con menor poder adquisitivo. “Tenemos productos que cuestan menos de un dólar en adelante: carritos, muñecas, camiones. Este año hemos restado prioridad a los carros eléctricos y todo tipo de juguete costoso”, explica.

Aun así, reconoce que el escenario es difícil. En otros años, cuenta, a estas alturas de diciembre ya habían logrado evacuar hasta el 50 % de la mercadería adquirida. Pero en este año de plena pandemia, dice, no se ha alcanzado ni el 25 %. Y las ganancias giran en torno a eso.

En una época normal, menciona, el margen de utilidad promedio que se podía sacar al juguete estaba por el 20 % de su valor. Hoy eso no llega al 10 %.

Esa menor utilidad, explica, está dada por la caída de precios y por las promociones a las que han tenido que recurrir para evitar que el descenso de la facturación no sea tan drástico.

En Estuardo Sánchez y otras cadenas han tenido que optar también por otras estrategias como la de facilitar los pagos. Para ello se han aliado a tarjetas de crédito para dar la oportunidad de cancelar en 3, 6 y hasta 12 meses sin intereses y tiempo de gracia. 

• PRODUCCIÓN. La industria retrocede

La expectativa de una baja facturación también está en las fábricas productoras de juguetes, que este año proyectan un cierre entre el 15 % y 25 % por debajo del año anterior. La estimación viene de Pica, la mayor productora del país, que logró cerrar negociaciones con un retraso de uno a dos meses, un tiempo que sin embargo no afectó su logística y distribución. Pese a la crisis, la firma no dejó de renovar el 60 % de su portafolio, principalmente en sus marcas estrella, como Travelina, Ciccio Bello y Camiones Trucker.