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Daular. En la hacienda bananera La Estación realizan trabajos preventivos para mitigar los efectos de El Niño.Christian Vinueza

Se dispara la afectación de Sigatoka

En cinco provincias, el impacto de este hongo ya superó los registros de los años pasados. Zonas donde antes su presencia era baja, ya no lo es

El Oro, Cotopaxi, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Santa Elena son las provincias que, hasta mayo de este año, ya han sobrepasado el número total de hectáreas de banano, correspondiente a los pequeños productores (de 0 a 30 ha), que han sido afectadas -entre moderada y severa- por la Sigatoka Negra con respecto a años anteriores. Los productores consideran que el sector debe ser declarado en emergencia.

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En Esmeraldas, hasta mayo, el 74% de la superficie de los pequeños productores (675 ha) ha sido afectada. En 2022 fue el 30%. En cambio, en Cotopaxi, el porcentaje de la superficie que fue afectada en 2022 (46%) ya fue superado en los primeros cinco meses de 2023, de acuerdo con los registros del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). El 55% de la superficie de los pequeños productores (3.463 ha) está perjudicada.

También, el 52% de las hectáreas de El Oro, correspondientes a los pequeños productores de banano (22.482 ha), registra afectaciones, superando ya los datos de 2022 y 2021: 47% y 44%, respectivamente.

Debido a esto, muchos bananeros de El Oro han optado por abandonar sus plantaciones, asegura Franklin Torres, presidente de la Federación Nacional de productores Bananeros del Ecuador, ya que ante la alta presencia de este hongo, los ciclos de fumigación también han tenido que aumentar y “muchos no han podido sostener los costos que esto representa”.

Al año, los bananeros están invirtiendo 3.000 dólares por hectáreas. “El año pasado, en total, se realizaron de 21 a 22 ciclos, pero hasta julio de este año ya van 24”, expresa Torres.

Esta provincia es la más grande zona bananera del país. De sus 47.347 hectáreas registradas en el ministerio, el 47% corresponde a los pequeños productores; el 34% a los medianos y el 19% a los grandes.

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Pero no solo en El Oro los bananeros están dejando sus plantaciones, dice Torres, lo mismo está ocurriendo en Santa Elena. El exportador Cecilio Jalil comenta que “debido a que en esta zona no había presencia del hongo, ya que antes casi ni llovía, muchos decidieron sembrar banano orgánico; sin embargo, ahora este terreno es como cualquier otro”.

En 2021, según el MAG, Santa Elena no registró incidencias entre moderado y severo en las plantaciones, pero sí al año siguiente: el 64% de las 125 hectáreas de los pequeños productores lo tenía. Ese porcentaje, hasta mayo del presente año, ya fue superado en un 16%.

Para Leonidas Estrada, presidente de la Corporación Regional de Bananeros Ecuatorianos (Agroban), las altas temperaturas y las constantes lluvias que se han registrado en este año han incidido en la proliferación de esta enfermedad.

En vía a la costa, indica Estrada, antes llovía de 700 a 800 mm, de enero a mayo, pero este año, en ese mismo período, han caído 2.100 mm”. Lo mismo en Cerecita, Playas (Guayas) y Salinas (Santa Elena), “allá llovía de 300 a 500 mm; ahora está arriba de 1.500 mm; como muchos no se preparan, el exceso de agua les ha dañado los cultivos, porque no lastran los caminos para que sean transitables”.

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Sin embargo, para René Medina, gerente general de FrutaDeli y miembro del Comité de Acción de Resistencia a Fungicidas (FRAC, por sus siglas en inglés), la Península “jamás estuvo libre”, ya que “una espora tiene la capacidad de moverse, en línea recta, a 200 km”. “Si antes no había era porque no había plantas de banano”, enfatiza.

El impacto del hongo no es de desconocimiento del MAG. La entidad señala que este año “hay mucho impacto en fincas con buen control”, pero es “peor en las que no están realizando trabajos relevantes”.

Héctor Arboleda, encargado de la hacienda La Estación, ubicada en Daular (Guayas), afirma que solo en enero fumigaron cada 15 días; el resto de los meses, cada semana para controlar la proliferación de la sigatoka que aumenta ante las altas condiciones de humedad y temperatura.

Para Medina, la aplicación de los fungicidas aumentará. “Por 25 años, en Quevedo, el promedio de ciclos fue entre 20 y 22. Este año, algunas compañías están proyectando que serán entre 45 y 50”, lo que evidencia que “el requerimiento se volvió casi de atención semanal”, debido a que los patógenos se han vuelto resistentes a los químicos.

Ante esto, los productores manifiestan que el MAG debe declarar al sector en emergencia. Pero la entidad indica que eso dependerá de la intensidad y el impacto de las proyecciones climatológicas. En el país hay 194.530 hectáreas de banano.

Una de las razones que tenemos este problema es porque no hacemos investigación para banano. Esto es un tema de política pública y de responsabilidad del sector productor.

René Medina

Miembro del FRAC

Una mayor proliferación de la enfermedad afectaría los niveles de producción, lo que incide en la venta. Una fruta afectada con un ataque fuerte de sigatoka no califica para la exportación, pues el banano llega maduro a los mercados mundiales.

En el 2022, el país exportó $ 3.267 millones, un 6 % menos, teniendo entre las causas una menor oferta de fruta.

Cifra31%
De las hectáreas de los pequeños productores de banano a nivel nacional han presentado afectaciones entre moderadas y severas, hasta mayo pasado, según datos del MAG.

RESPONSABILIDAD DE LAS AUTORIDADES

  • La falta de obra estatal también incide en el banano

Richard Salazar, director ejecutivo de la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano (Acorbanec), señala que no solo es un trabajo de los productores, ya que a ellos les concierne dentro de sus fincas; pero ante la llegada de El Niño, “la falta de atención por parte de las autoridades es preocupante”, ya que “si usted va al campo no ve a nadie trabajando” en los ríos, en los sistemas de control de inundaciones, en la eliminación de sedimentos y en otras áreas que le compete a los gobiernos provinciales, municipales, así como a la Empresa Pública del Agua.

Por otra parte, es necesario, señala Salazar, que se trabaje para que las vías estén operativas, ya que “el año pasado, en El Oro, se cayó un puente y casi prácticamente se paralizaron las exportaciones de banano”.

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Ante esto, señala Carlos Serrano, viceprefecto del Guayas, para lo que resta de 2023 y parte de 2024, la entidad intervendrá “690 km de caminos vecinales y 600 km en limpieza de cuerpos hídricos”. Para estas obras, en las que también se incluye trabajos en los canales de riego y la adquisición e instalación de 35 puentes bailey, han destinado “aproximadamente 40 millones de dólares”.

Además, indica Serrano, la provincia ha sido dividida en tres zonas y que “están siendo intervenidas es en función del riesgo”. Doce cantones han sido calificados como de muy alto riesgo, 3 de alto y 10 de medio.

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