Dilemas

Tiene razón José Hernández, con quien no tengo ningún vínculo familiar, solo de estima intelectual, cuando afirma que los sucesos criminales ocurridos en la frontera norte han puesto al país ante terribles dilemas. Hechos que la mayor parte de la opinión pública jamás se imaginó que se diesen, así, de repente y con la contundencia como han ocurrido. Estas aseveraciones están expuestas en su último artículo: Los narcos meten a Ecuador en dilemas aterradores, publicado en Cuatro Pelagatos.

Los ataques a destacamentos policiales y militares, la muerte de cuatro miembros de Fuerzas Armadas y el secuestro de tres periodistas de diario El Comercio han evidenciado una realidad que nunca se tomó demasiado en serio: la presencia violenta del narcotráfico y su amenaza al Estado y a la sociedad civil. Lo que fue realidad en Bogotá o en Lima parecía que nunca iba a llegar al Ecuador.

Por ello, el principal dilema es decir lo que está pasando, no ocultarlo. No solo en el caso de los periodistas, sino también, por la gravedad del conflicto.

Los términos del dilema son claros: decir lo que sucede es conceder publicidad a los grupos terroristas y su poder de ataque; para algunos sectores puede alarmar innecesariamente. Pero por otra parte, ocultarlo o decirlo a medias origina que la opinión pública no entienda el peligro y, lo que es grave, no apoye las políticas del Estado frente a esta amenaza a su propia supervivencia. En el caso de los periodistas secuestrados, Ecuador se ha enterado por medios colombianos, y últimamente, por el gobierno de ese país, que ha felicitado al nuestro por la captura de implicados en los ataques del narcoterrorismo.

El dilema tiene otro agravante: son dos países que afrontan de manera diferente la crisis por su historia, la génesis social, el desarrollo de las instituciones, por los sentimientos y resentimientos. Además, a estas alturas, querer controlar la información, es tarea casi imposible. Y el que calla puede ser arrollado por los que, prudente o imprudentemente, informan.