En los años setenta y ochenta, San Valentín era una fecha que pasaba casi desapercibida. Era una celebración íntima, que se festejaba quizás con un detalle para la pareja, pero no se asemejaba en nada a la popularidad que actualmente tiene.

Así lo reflejan las portadas de EXPRESO de esos años, y las opiniones de dos expertos.

José Andrés Villalba, consultor en marketing para restaurantes y bares, indica que la globalización fue uno de los factores que impulsaron San Valentín, y que los negocios lo asumieron como una oportunidad.

“Las series y películas norteamericanas tuvieron mucho que ver con cómo se fue masificando esta fecha, y los negocios la asumieron porque generaba fuertes ingresos en una época en la que, antes, había poco consumo”, explica.

Con él concuerda el publicista capitalino Tomás Keller. “San Valentín, igual que Halloween, es un fenómeno publicitario con excelentes resultados para la venta y el consumo. Se vende la idea del amor y el consumo se extiende a todo: restaurantes, hoteles, peluquerías. Las empresas empiezan a organizar sus campañas para San Valentín con meses de antelación”, argumenta.