No llegar a las urnas a ‘ciegas’. Ni decidir con el corazón, sino con la cabeza. Eso persiguen algunas agrupaciones ciudadanas y, al menos, cuatro universidades que han creado iniciativas para el voto informado.

La preocupación de esas organizaciones es acercar a la gente el discurso, programas y ofertas de los candidatos presidenciales. O aterrizar sus palabras a la realidad y con eso posibilitar que los jóvenes y adultos sufraguen por tesis y tendencias políticas, no por eslóganes o propagandas.

¿Por qué? La respuesta podría ser para ‘desterrar’ del poder a los corruptos o malos gobernantes o para no premiar a los mismos, subraya Iván Gómez, investigador de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en una publicación del Mexican Times.

El grupo FARO, una organización no gubernamental, por ejemplo, dice que aspiran hacer un puente entre la sociedad civil y los presidenciables, explicó Wendy Reyes.

Este colectivo propone cuatro ejes. El primero es el diálogo entre el candidato y los distintos sectores sociales. El segundo una matriz, de fácil acceso, en la que estarán todas las propuestas de los postulantes al sillón presidencial. El tercero es el debate entre los candidatos y los ciudadanos. Esto, agregó Reyes, tiene el apoyo del Consejo Nacional Electoral (CNE) y las Naciones Unidas. El cuarto es del “dicho al hecho”: una auditoría después de los 100 primeros días de Gobierno. Es para verificar si cumplió con sus promesas.

Otra iniciativa ciudadana está en Guayaquil. Está liderada por dos colectivos: Ciudadanos por Guayaquil y Voto con identidad.

El jueves pasado presentaron el ‘Decálogo del Elector’, que tiene 10 puntos: una campaña libre de violencia, respeto a las minorías y defensa de los sectores vulnerables, lucha contra la corrupción, entre otros. “Somos ciudadanos, no estamos ligados a ningún partido político. Los candidatos pueden acogerse al decálogo”, explicó una de las líderes del grupo, Diana Maldonado.

La apuesta de las universidades Central, Católica, San Francisco, también va en ese mismo camino.

Es que los jóvenes, que representan el 32 % del padrón electoral, están desinformados o confusos para ir a las urnas.

La Universidad Central, por ejemplo, ha diseñado su propio programa para informar a los estudiantes. Se llama Guayusa Política. El nombre tiene una explicación: la guayusa es una bebida de los pueblos ancestrales que se sirve en las reuniones para hablar de temas importantes.

Según Jahiren Noriega, la representante del programa, los políticos tienen discursos demagógicos, propuestas de ‘papel’ y nunca explican cómo los llevarán a la práctica.

Ya tuvieron un primer encuentro con Ramiro González, de Avanza; Cristina Reyes, de PSC-MG, y Humberto Cholango, del Acuerdo Nacional por el Cambio. “Queríamos respuestas concretas y tuvimos muy poco”, señaló Noriega. Ellos, por ejemplo, les preguntaron ¿cuál es su posición frente al aborto? Todos dijeron estar a favor de legalizarlo en caso de violación.

Preguntaron, además, sobre el acceso a la educación. González dijo que no será menos del 6 %, contó Noriega.

En la Universidad Católica hubo un foro con los postulantes a las elecciones para conocer sus planteamientos en el tema tributario.

Se reunieron con Guillermo Lasso, de CREO, y Patricio Zuquilanda de Sociedad Patriótica. “Los candidatos expusieron sus ideas. Ahora, los alumnos evalúan”, contó a EXPRESO el decano de Jurisprudencia de la Universidad Católica, Iñigo Salvador.

Para saber

Veeduría ciudadana

Es un mecanismo de control social con el cual los ciudadanos vigilan, fiscalizan y controlan la administración y gestión de lo público. Hay 99 veedurías, dice el Consejo de Participación Ciudadana.

Observatorios

Otro mecanismo de control social integrado por ciudadanos, academia y expertos que hacen seguimiento al cumplimiento de políticas públicas.

Comités de usuarios

Es un mecanismo de control social para prestadores de servicios.