Saben quien es el corruptor
Estos días estamos viviendo situaciones bastante peculiares. Por un lado el inicio de la campaña electoral, en la que sus participantes comenzaron a caminar, saludar, abrazar, bailar, arengar, criticar, alertar y prometer, con listas interminables de ofertas electorales, sin explicar con fundamentos cómo las van a cumplir.
Cada candidato ha comenzado a perfilar y dibujar el tono y forma de la campaña que desarrollará, acompañándolos por las infaltables encuestas, donde todos los candidatos presidenciales casi mágicamente se ubican en el segundo lugar, excepto el candidato oficialista de la lista 35, en lo que coinciden todas las encuestas, ubicándolo en primer lugar. En medio de este ambiente de arranque de campaña electoral aún tenemos presentes dos de los más comentados y recientes casos de corrupción, en los que están involucradas directamente autoridades gubernamentales: uno es el caso de desvíos irregulares de fondos de Petroecuador y el otro el de las coimas multimillonarias de Odebrecht.
Del lado del Gobierno son cada vez más irrisorias y reprochables las acciones que se toman alrededor de estos casos; y mientras la prensa, oposición y ciudadanía exigen los nombres de los responsables, el régimen nos entrega en uno de los casos, únicamente el nombre del corruptor, que gracias a la gran capacidad de investigación del fiscal se ha concluido que ha sido Odebrecht. ¡Tremenda noticia! Quedamos abrumados ante tamaña revelación.
La gran tarea pendiente que tienen las autoridades ecuatorianas es conocer la estructura, el “modus operandi” y los nombres de los involucrados; quiénes y cómo, en nuestro país, recibieron estas jugosas coimas. Solo así practicarán lo que predican y podrán cumplir la famosa declaración del “caiga quien caiga”. ¿O estarán esperando que les den diciendo desde afuera los nombres?
Regresando al campo electoral, la campaña apenas comienza y hay mucha tela que cortar. Lo que sí es claro es que hasta ahora el Gobierno ha sido muy generoso en proveer material para adobar particularmente el agitado ambiente electoral del Ecuador.
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