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Afectación. El último color con el que aparecieron las aguas del afluente, el turquesaCortesía

La contaminación pinta de colores el río San Nicolás

En Rumiñahui se despiertan, desde hace tiempo, con malos olores que entran a sus casas. Pero la inconformidad no ha llevado a los vecinos a denunciar

De vez en cuando los moradores de Rumiñahui, al sur de Quito, ven cómo uno de sus ríos se ‘pinta’ de colores vivos. El espectáculo no motiva ninguna fiesta. Se trata de contaminación.

Es el cauce del San Nicolás. De la combinación de colores se desprende un olor nauseabundo. Se siente más cuando hay días soleados. A eso se suma la presencia de roedores muy cerca de las viviendas.

El último color que pintó las aguas del afluente fue el turquesa, según lo alertaron los moradores por redes sociales hace una semana. Pero eso dijeron que no es recurrente.

“Creemos que se trata de una fábrica que funciona aquí cerca. Lanzan desperdicios en las noches”, comentó Marco Grijalva, quien vive en la orilla del afluente.

Para los vecinos no es novedoso levantarse muy temprano y ver así el río. Aunque con el paso de las horas y el agua que corre la tintura se va disipando. “Lo que sí queda es el mal olor”, agregó el vecino.

Esta problemática se empezó a registrar hace aproximadamente tres años y durante los meses de pandemia por la COVID-19 aún más. “Parecía que aprovechaban que la gente no salía y botaban más químicos”, manifestó Marco.

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Cuando el cauce sube con las lluvias, la contaminación es aún más evidente. La salud corre riesgo.

Marco Grijalva,
​morador del sector

Convivir con esta contaminación se torna más difícil en época lluviosa, pues el cauce sube. La última inundación se produjo el pasado 11 de febrero. Aunque no hubo heridos ni fallecidos, sí se registraron pérdidas económicas.

“Se nos metió el lodazal contaminado a las casas, no era solo agua, sino todos los desperdicios”, reclamó Mayra Castillo, también moradora del sector.

A pesar de la inconformidad de los habitantes no se han presentado denuncias concretas en el Municipio de Rumiñahui, según Clara Peralta, directora de Protección Ambiental del cabildo.

Sin embargo, sí les llegaron las fotos de la contaminación de la semana pasada y empezaron a investigar.

“Estamos levantando los informes para pasarlos a la Prefectura de Pichincha que es la encargada de intervenir y de aplicar posibles sanciones”, comentó a EXPRESO.

Ya se han desplegado equipos para recorrer los alrededores de la cuenca del río San Nicolás. “Intentamos hacer tomas con un dron, pero las fuertes lluvias nos lo han impedido”, agregó la funcionaria.

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Especificó que mientras no se determine en los informes “no se puede culpar a la fábrica que mencionan los vecinos”. Pero sí se ha evidenciado que hay varios sitios donde se lanzan desechos.

Los moradores dijeron también que el estado del río se debe a que las personas tiran basura y escombros a la quebrada. “También lo hacen en la noche, cuando no podemos ver o decir algo”, dijo Gabriela Álvarez.

Pero los químicos de las fábricas no son el único problema de los ríos que atraviesan varias zonas de Rumiñahui. Los escombros y la basura son otras complicaciones que provocan contaminación.

El afluente se desbordó y se llevó todo

La tarde y noche del 11 de febrero pasado decenas de vehículos quedaron atrapados en la Panamericana E35, a la altura de la gasolinera del Viejo Roble, en Sangolquí, en el cantón Rumiñahui.

El río San Nicolás se desbordó por las constantes lluvias que cayeron en el sector y provocaron inundaciones y daños a las propiedades.

La novedad fue reportada por el sistema de emergencias ECU-911 pasadas las 19:30. No hubo heridos ni víctimas mortales.