Hoy, 25 de noviembre se celebra el Día Mundial por la eliminación de la violencia contra la mujer, instituido por las Naciones Unidas. El día recuerda un hecho trágico en la historia de República Dominicana, cuando las hermanas Mirabal -activistas políticas de la época- fueron brutalmente asesinadas por el entonces dictador Rafael Trujillo.

La iniciativa de este año, plantea dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluir “la igualdad de género y empoderamiento de la mujer” como metas para lograr poner fin a la violencia contra la mujer y la niña; esta trascendente decisión se aborda porque el problema enfrenta una realidad que se presenta en el hogar, en una relación de pareja, en una comunidad o a lo mejor en la forma como se observa la cultura de un pueblo, con estos ejemplos notamos que los hechos violentos pueden ocurrir en cualquier contexto.

Es importante conocer que la violencia no solo es física sino también sicológica y como anoté en el párrafo anterior tiene muchas manifestaciones en distintos medios, es decir que no solo las acciones físicas son indicadores de violencia sino también las agresiones verbales, la intimidación, la desvalorización y la humillación son una manifestación que puede afectar el desarrollo sicológico de una mujer o de una niña.

El erradicar cualquiera de estas formas de violencia es una tarea de todos: de las mujeres que atraviesan esta situación, llamadas a vencer la barrera del silencio, del miedo y darse cuenta que son víctimas de un mal, llamado a erradicarse, también es un trabajo pendiente en la sociedad, en la necesidad de una correcta formación a sus miembros desde edades muy tempranas y recordar la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene en la educación dentro del hogar, en la escuela y en el medio que nos desarrollamos, recordando la importancia de la prevención a través de una correcta formación en valores y respeto, ya que la prevención a través de la educación es siempre la mejor solución para problemas futuros.

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