En Venezuela se está instaurando un registro sangriento. Cada día hay un muerto, en promedio, durante las manifestaciones civiles que buscan la convocatoria a un nuevo proceso electoral. Esto sin que el Gobierno de Nicolás Maduro ceda un ápice ante las exigencias de la multitud.

Otro episodio lamentable es el que se genera cuando los manifestantes lanzan heces a los policías. Esto, según las autoridades, no solo puede afectar al receptor involuntario (los policías) sino a la población en general pues estas heces se pueden extender a las aguas y al ambiente. En resumen, una suma de hechos lamentables que minan la calidad de vida de los venezolanos.

Cecilia Cordero Roque