88 combates en la élite suma ya el boxeador ecuatoriano en su carrera. Con La Cruz era la cuarta vez que rivalizaba en el ring.

Carlos Mina y un bronce que vale oro

Agenda. Un Sudamericano en octubre y los Juegos Bolivarianos en Colombia de noviembre son los próximos torneos de Mina.

Los metales pueden llegar a brillar de acuerdo con la trascendencia que tengan. Bajo ese concepto, tiene valía lo conseguido ayer por el púgil ecuatoriano Carlos Mina, de poner la bandera del país en el ring de una semifinal del Campeonato Mundial de Boxeo y, de paso, traer por primera vez en la historia una medalla.

Mina, de 24 años, culminó su participación en el torneo que se disputa hasta mañana en Hamburgo, Alemania, luego de caer por decisión unánime (5-0) ante el vigente campeón olímpico de los 81 kilogramos, el cubano Julio César la Cruz, resultado que aun así no le impidió traer a Ecuador el bronce de la cita ecuménica.

Mina, quien ocupa ya el puesto número 6 en el mundo, tuvo como puntos bajos la defensa, luego de los asaltos plagados de mucha técnica y golpes rápidos de La Cruz (# 1).

“Cuando muchos perdieron la fe nació este servidor”, escribió el ecuatoriano antes de salir al cuadrilátero, confirmando lo que hace dos días le comentó a EXPRESO: “Si llego a fallar en mi intento (de alcanzar el oro) pueden estar tranquilos porque lo voy a dar todo y seguiré hasta ser el mejor”.

Mina, quien tuvo descanso en la primera ronda del Mundial por su ubicación en el ranking, derrotó en octavos de final, el lunes, al croata Damir Plantic por 4-1. Al día siguiente hizo lo mismo, pero por 5-0, ante Shabbos Negmatulloev, de Tajikistán. De ahí que consiguió meterse entre los cuatro mejores del mundo.

Campeón del Torneo Preolímpico de México 2016 y diploma olímpico en los Juegos de Río de ese mismo año, el púgil representa al mejor deportista nacional actual en su categoría, motivo por el cual fue invitado entre mayo y julio de este año a entrenar en el gimnasio de Floyd Mayweather, en Las Vegas, Estados Unidos. Ahora dice estar tranquilo. Que solo espera el día de la revancha.