El campo es importante

La ciudadanía y la sociedad urbana de Guayaquil y del país poseen una percepción inadecuada de su relación con el campo. Esta visión “urbanocéntrica” tiene una idea errónea de ese vínculo, pues concibe a las ciudades como el centro del mundo moderno y no dependientes de la ruralidad. Tal concepción se fortalece porque la vida social moderna es básicamente de las ciudades y porque las principales actividades socioeconómicas, secundarias y terciarias (industrias, transporte, telecomunicaciones, banca, comercio y otros servicios), están ahí. Pero tal visión es unilateral.

La mayor parte de la economía primaria: agricultura, ganadería, caza, pesca, minería, etc., se asienta en el campo, en el mar, en los ríos y en otras zonas que no son urbanas.

Bajo el influjo de esa visión errada se menosprecia y se valora inadecuadamente lo que es el campo. Pensada y comprendida de mejor manera la relación ciudad-campo, encontramos que aunque hay diferencias y relativas separaciones, no tiene por qué haber fracturas e indiferencia de las urbes hacia la zona rural.

En el país una gran proporción de los productos de la “seguridad alimentaria” los crea el campo. En él también se asienta, desde hace centenares de años, la llamada socioeconomía agroexportadora. Es decir, el importante renglón de la economía agrícola que produce y exporta banano, café, cacao, arroz, maíz, soya, frutas, tagua, balsa, madera, etc.

Por producir alimentos para las urbes, así como por ser el sector generador de miles de divisas anuales para la economía nacional, la ruralidad es un sector estratégico del país. Precisamente por esto es necesario que los ecuatorianos cambiemos la visión que la ciudadanía urbana tiene de la sociedad rural y de todo lo que proviene de ella, así como de su interrelación. Es hora de que desde Guayaquil y el litoral se asuma una nueva idea sobre el campo, porque la ruralidad y su producción han sido y siguen siendo quienes crean parte importante de la riqueza de la nación. Ojalá la sociedad entera comprenda esto y tenga una práctica ciudadana y cultural incluyente respecto a este importante sector social del Ecuador.

Hoy, cuando la economía petrolera se derrumba, es preciso reconocer la importancia del campo, sus productos y todo lo que en él se genera para el país.