
El ayer y hoy del Carnaval
En los locales aseguran que la espuma de carnaval y las pistolas de agua son las que más se venden, a diferencia de los polvos y anilinas que los exhiben al comenzar el feriado.
Lanzar globos de agua con violencia. Corretear, gritar y forcejear. Mojar y ensuciar con tintas y espumas a quien se cruce en el camino. Manifestaciones de un juego que aún persisten, pero que ya no son la única alternativa para salir de la rutina en estos días. Nuevas formas de diversión y esparcimiento se van arraigando en los últimos años para celebrar el carnaval, una fiesta que en Guayaquil muestra dos caras distintas.
“Siempre en los barrios hay el polvo, el globo de agua, pero hoy lo que más hay que destacar es la cultura de nuestra población, de las familias, porque a lo largo de estos años en que hemos hecho el desfile todo ha sido con respeto, cariño, sin salvajadas ni violencia”, dice Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa Pública de Turismo del Municipio.
Se refiere al Desfile del Carnaval y otros eventos que organiza la Municipalidad desde hace una década en el centro y otros sectores de la ciudad, los cuales han contribuido mucho a marcar un antes y un después en la forma de disfrutar esta fiesta popular.
Además del recorrido de comparsas con reinas, bailarines y llamativos carros alegóricos, la ciudad ofrece año a año un desfile náutico y festivales bailables que, en conjunto, están logrando que muchas familias vivan un carnaval distinto y a la vez no dejen la ciudad desierta y sin movilización, algo que era una costumbre ligada a la fiesta, pues la gente utilizaba los buses del transporte urbano para ir en ‘toures’ hacia los balnearios y otros destinos.
La ‘culturización’ de esta fiesta es un proceso en marcha. El desarrollo de la ciudad y el trabajo de la Municipalidad han sido clave, opina la historiadora guayaquileña Jenny Estrada. Pero no es lo único que ha contribuido al cambio. La aplicación de sanciones a los desaforados ‘carnavaleros’ también ha ayudado mucho.
“Tirar agua y tintas está penado por la ley, que en algún momento hubo que endurecerla porque no era posible salir a trabajar o estudiar y de repente ser bañado o golpeado con esos globos que eran causa de pérdida de ojos y narices rotas”, dice la cronista.
Hasta mediados de 2014, antes de la vigencia del Código Integral Penal (COIP), el antiguo Código Penal prohibía el juego anticipado y establecía que agredir a un tercero por este motivo implicaba prisión de hasta un día y una multa de $ 4 a $ 7, algo a lo que muy pocos temían. Hoy se sanciona con prisión de entre 8 a 20 días para quienes provoquen lesiones durante el juego brusco del carnaval.
La ley y las sanciones han existido siempre, pero faltaban alternativas de distracción y por eso la gente jugaba básicamente con agua, aclara el exconcejal Gino Molinari, quien a inicios de esta década presidía la comisión de Turismo en el Concejo, desde la cual buscó dar un mayor impulso a la organización de eventos artísticos y culturales en estas fechas.
“Reprimir es facilísimo -agrega el también chef y presentador de televisión-, usted puede reprimir hasta el cansancio, pero también demos una buena alternativa de diversión sana al ser humano”.
Por eso considera que los carnavales son una gran oportunidad para incentivar el arte y la cultura. En la ciudad existen muchas escuelas de baile de salsa, hip hop y otros géneros, que bien podrían ser parte de la diversión en estas fechas, acota el exconcejal.
En la misma época de Molinari había dos direcciones municipales que se juntaban para trabajar en la realización de las fiestas del carnaval: la de Movilización Cívica y la de Turismo. Joseph Garzozi, quien dirigía a esta última, recuerda que entonces los recursos eran muy limitados y por tanto la celebración no tenía el brillo del que hoy goza.
Pero una vez que ambas direcciones se fusionaron en lo que hoy es la Empresa Pública Municipal de Turismo, Promoción Cívica de Guayaquil, hay más fondos y una combinación de esfuerzos que permiten organizar mejor los desfiles y festivales, al punto de que, aseguran Garzozi y Gallardo, han cambiado la forma de celebrar y están ubicando al carnaval de Guayaquil al nivel de otras grandes ciudades del mundo.
Factores que están influyendo en esta evolución hay muchos más. Uno de ellos es el que se produce cuando los migrantes ecuatorianos retornan al país y traen ideas, costumbres extranjeras, que provocan un enriquecimiento de las opciones de distracción.
“La fiesta se ha internacionalizado más -subraya Garzozi-, y por eso hoy se utiliza más tipos de vestuarios, comparsas, géneros musicales...
Algo que no ha cambiado es la costumbre de aprovechar esta fecha para ir a las playas o a los carnavales de otras ciudades, aunque estas son opciones “para quien tiene recursos, porque el guayaquileño sin recursos se queda en la ciudad”, acota este consultor en temas de turismo.
Viajar si hay dinero para hacerlo es, por tanto, tan tradicional como quedarse y buscar alguna distracción, como jugar con agua.
La historiadora Estrada estima difícil erradicar hábitos, sobre todo en Guayaquil, que recibe mucha gente de la región interandina. “Ellos traen costumbres que no van a dejar nunca: por ejemplo mojar y embarrarse la cara, eso tiene mucho que ver con las máscaras que es un juego de la Sierra”.
Un pregón en la 9
Mientras el comercio formal e informal de la ciudad luce pertrechado de pistolas de agua, tarros de espumas, globos y otros artículos tradicionales del carnaval, un colorido pregón se tomó la avenida 9 de Octubre, la tarde de ayer.
Es la quinta edición del desfile “Guayaquil es mi Destino en Carnaval”, que incluyó seis carrozas alegóricas: el carnaval del mundo, el carnaval gitano, mitología, circo, payasos y arlequines, y hasta cupido, este último por motivo del 14 de febrero.
Para los que se quedan en la ciudad en este feriado, la agenda municipal incluye shows gratuitos en distintos sitios de la urbe. Hoy, al mediodía, en La Playita del Guasmo se realizará un festival bailable en el que participan artistas nacionales.
A las 17:00, la cita es en la avenida Malecón Simón Bolívar, desde Illingworth hasta Víctor Manuel Rendón, donde habrá un show artístico.
Mientras que mañana, seis barcazas alegóricas formarán parte del desfile náutico que inicia en el muelle La Fragata, en la Isla Trinitaria, a las 11:00. Por la tarde, la plaza de la Música, en el malecón del estero Salado, ofrece un show artístico.