El arzobispo visito Monte Sinai
“Oiga, un selfi”, le gritaron al arzobispo Mons. Luis Gerardo Cabrera unos niños metidos en una piscina de plástico improvisada en media calle. El sacerdote fue invitado por los moradores de Monte Sinaí y lo recibieron en una carpa en plena calle, donde le contaron sus alegrías y penas y esperaron una palabra de aliento.
Más de 40.000 personas viven en el sector, la mayor parte en casas de caña. Casi nadie tiene papeles que demuestren la propiedad de la tierra donde establecieron sus viviendas, sin canalización.
Ante ese panorama de casas de mediaguas con techos de plástico, las palabras del sacerdote fueron: solidaridad, unión, compartir, compromiso, organización del barrio, trabajo conjunto. A ello está dispuesto a sumarse como arzobispo.
“Prometí el primer día que asumí la arquidiócesis en la Catedral, que les iba a querer a todos y a rezar por todos. Quiero conocer, reunirme, escuchar a todos. No me pidan todavía que hable. Quiero empezar por escuchar y ver”.