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En Quito, las UCI de los hospitales públicos y privados permanecen llenas.Henry Lapo

Un año de camas llenas y casos en alza

En los hospitales de Quito hay filas de espera de más de 50 personas. Guayaquil mantiene alto el número de fallecidos. La situación se ha vuelto repetitiva

Conseguir una cama de terapia intensiva en Guayaquil o Quito es un verdadero calvario. Pero el panorama no es nuevo, se ha repetido en varias ocasiones durante este último año, desde que la pandemia aterrizó en el país. Pese a que no se compara con lo sucedido en marzo y abril, los hospitales públicos y privados de ambas ciudades están al 100 %, al igual que en otras localidades de provincias como Azuay, Manabí, Santa Elena, Los Ríos y Santo Domingo de los Tsáchilas, donde el número de casos sube sin parar.

Y es que para los especialistas consultados por este Diario la situación actual es “muy delicada” y “compleja”, pues a la crisis sanitaria por el coronavirus se ha unido la de las otras patologías, “desatendidas” también por la autoridad de Salud.

“Hay una despreocupación del sistema sanitario, que se ha debilitado aún más. Se han despreocupado totalmente de la patología no COVID. No tenemos idea de si existe malaria, dengue u otras enfermedades que eran estacionales porque hay una deficiencia en el manejo y en el diagnóstico”, explica Esteban Ortiz, docente investigador de la Universidad de las Américas (UDLA).

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Ejemplo de ello es el desabastecimiento por más de un mes que tuvo el país de vacunas pentavalentes que fueron repuestas tras el insistente pedido de las madres que recorrían los dispensarios buscándolas y también los constantes reclamos de enfermos crónicos por falta de medicinas en los hospitales.

A los pacientes de estas otras enfermedades se suman los que ingresan a los hospitales, y a las unidades de cuidados intensivos, por accidentes de tránsito o peleas derivadas de la delincuencia. “Ahora todos estamos utilizando el sistema sanitario”, agrega el especialista.

¿Quién informa sobre la pandemia? La academia por Twitter y por los medios de comunicación. La autoridad sanitaria no ha tenido la capacidad de sentarse a explicarnos cómo va la pandemia. Mandan un PDF que no dice nada y se lavan las manos.

Esteban Ortiz,
​docente investigador de la UDLA.

En Quito, por ejemplo, Ortiz señala que hay listas de “hasta 50 personas” que quieren entrar a una cama de terapia intensiva de los hospitales y que, muchas de ellas, probablemente no la conseguirán. En Guayaquil, en cambio, se ha pasado de 2 muertos en exceso diarios que había en diciembre a 15, según datos de la mesa técnica municipal.

“El problema es que los contagios siguen dándose, pero la gente está cansada, le perdió el miedo al virus. La política pública en la gente ya no funciona”, agrega.

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La cifra de notificación de contagios diarios ha ido entre 1.000 y 2.000 en la última semana.

Marcelo Aguilar, epidemiólogo de la Universidad Central, explica que aunque la capital constituye el foco “más importante”, seguido de Guayas y Manabí, “hay ciertas zonas del país como algunos cantones amazónicos que han registrado altísimas tasas de prevalencia”. “Son esos grupos más periféricos, de los que no hay mucha información, que han tenido más tasas de mortalidad”, afirma Aguilar.

Y las cifras del Ministerio de Salud lo confirman. El porcentaje de casos positivos por cada 100 pruebas de diagnóstico PCR registradas se ha disparado en Napo y Zamora Chinchipe en el último mes. En la primera, el porcentaje de positividad ha pasado del 20 % al 32 %, mientras que en Zamora ha pasado de 8 % al 27 %.

Los datos muestran un gran subregistro. El porcentaje de pruebas COVID que hace Ecuador solo es mayor al de Haití y al de Bolivia.

Marcelo Aguilar,
​epidemiólogo de la Universidad Central.

Pero no son las provincias que más casos positivos detectan. Esa lista la encabeza Santo Domingo (44 pruebas positivas por cada 100), Manabí (42) y Loja (38) y Esmeraldas (36). En muchas de ellas, esta situación se debe a la poca cantidad de test que se realizan, aseguran los doctores.

“Tenemos un panorama clínico epidemiológico de mayor gravedad por las nuevas variantes que probablemente van a incrementar la velocidad de transmisión, los casos graves y la mortalidad”, dice Aguilar.

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El analista de datos Carlos Oporto, quien ha registrado a diario la evolución de la pandemia, dice que la diferencia entre esta ola y las vividas en marzo en la Costa y en julio en la Sierra es que ahora el aumento de casos y de ocupación hospitalaria es en todo el país, lo que impide o dificulta el traslado de pacientes a otras ciudades ante una saturación determinada. Y, tras las elecciones y las aglomeraciones registradas en todo el país por el feriado de carnaval, avizora un panorama devastador para las próximas semanas.

“Asumiendo que no haya ningún tipo de cuarentena ni medidas, el pico será a finales de abril, donde registraremos unos 150 muertos en exceso por día. Más o menos como el pico que hubo en julio. Ese será el escenario favorable. El otro, que podría estar marcado por la presencia de nuevas variantes, sería un pico de unos 300 muertos en exceso por día. Eso es un caos completo y no se está previniendo”, calcula.

En octubre yo no me esperaba este escenario, no pensaba que podríamos estar así. Si hubiera habido control en los feriados no habría estos picos.

Carlos Oporto,
​analista de datos.

Según los datos entregados por Salud y recopilados por Oporto, el pasado 30 de enero se registró el pico más alto de hospitalizados en UCI de toda la pandemia: 528. Sin embargo, esa cifra ya fue superada este domingo cuando el ministerio notificó 532 hospitalizados con pronóstico reservado.

Los especialistas esperan que la situación mejore con la administración de las vacunas y con el cambio de la autoridad sanitaria nacional tras la repentina renuncia del ministro Juan Carlos Zevallos.