Alembert Vera, acoquinado y cobardón que le echaba la culpa a un organismo de medio pelo del Consejo de Participación Social y Control Ciudadana (CPCCS) y a un juez de Montecrisi por el intento de echarse abajo la Corte Constitucional, amaneció desafiante y envalentonado. Todo un gallito. Al menos esa es la impresión que dio en su rueda de prensa del este 19 de septiembre.

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Vera, ahora tiene un nuevo discurso frente a la investigación que la Corte Constitucional sigue en contra del organismo que él preside, y que puede terminar en su destitución. El yo-no-fui-fue-teté o el nosotros no hicimos nada en contra de la CC y la fiscal no está ya en el centro de su defensa, ahora es el tengan cuidado con lo que nos hacen porque vamos a recurrir al sistema interamericano de derechos humanos.

Vera, en efecto, lanzó una advertencia a los jueces de la Corte Constitucional: va a pedir medidas cautelares a la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, CIDH y también formulará demandas ante la Corte Interamericana.

Aunque insistió en el relato, según el cual el CPCCS nunca hizo nada para destituir a la fiscal y que tampoco intentó echarse abajo la CC, esta vez su énfasis fue otro. Es, en efecto, la primera vez que habla con tanta vehemencia sobre las apelaciones que harán en esos organismos internacionales.

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“Estamos ya preparando las demandas”, dijo. ¿Por qué Vera ha cambiado tan radicalmente de discurso y de actitud? Por lo que se ha visto en estos últimos días hay solo dos posibilidades: o se siente perdido y quiere apostar todo a intimidar a los jueces de la CC o tiene ya gestionado y asegurado una posición favorable en la Corte o en la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Estrategia curiosa la de intimidar a los jueces porque resulta que, en 2012, cuando actuaba como abogado de Rafael Correa en el caso El Universo, acusó a CIDH de querer intimidar a los jueces que, se sabía, iban a fallar a favor de su defendido.

 “Es un ataque en toda regla a la democracia, un ataque a la independencia judicial y un ataque a la jurisdicción interna”, le dijo en ese entonces a la agencia de prensa EFE. En ese entonces, la CIDH le pidió al gobierno de Correa que suspenda “de inmediato” la aplicación del fallo en contra de El Universo “a fin de garantizar el derecho a la libertad de expresión”. Ahora Vera, no duda en recurrir a la figura de la CIDH para advertir a los jueces de la Corte Constitucional que recurrirá ante ese organismo internacional. En otras palabras, lo que en el 2012 estaba mal, ahora que es a su favor está muy bien.

El otro giro en Vera de acuerdo con lo que se vio en su rueda de prensa, consiste en su intento de posicionar la idea de que el derecho a la participación ciudadana está por encima de las decisiones de la Corte Constitucional. Para él, el derecho de los ciudadanos (el pueblo llano, dice) a revisar las decisiones del CPCCS transitorio presidido por Julio César Trujillo está por encima del blindaje impuesto por la Corte Constitucional en 2019.

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Vera, en un arrebato de populismo, llegó a decir que, si para la Corte Constitucional no es legal que hayan querido irse en contra del nombramiento de la fiscal Diana Salazar, eso se debe a un interés por ocultar la corrupción. Vera fue mucho más político que lo que había sido hasta ahora.

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