Ahorrar no es una mision imposible
Sin duda una de las principales preocupaciones de un estudiante extranjero es saber si el presupuesto que lleva desde su país le va a alcanzar para llegar vivo al fin de mes. Y creo que ahora solo puedo dar una respuesta: depende de cuánto gastes.
Si algo he aprendido en estos tres meses en España es que hay que recordar que los imprevistos siempre aparecen para dañarnos nuestra perfecta contabilidad, y tener la capacidad de prevenir y reservar dinero para cuando lleguen esos momentos es la clave de la supervivencia.
Pero, ¿cómo ahorrar en un país al que llegas con ganas de conocer y en el que el ocio y la comida son más caros? Evitando gastos innecesarios.
Lo primero que hay que plantearse es un presupuesto de los gastos fijos. Es decir, cuánto de nuestro dinero mensual debemos usar para vivienda, servicios, transporte y supermercado. Con eso definido, podemos saber lo que nos queda para salidas, viajes e imprevistos. Solo hay una regla: respetar lo pautado.
Junto a la definición del presupuesto, hay que registrar cada gasto. Eso nos ayuda a recordar en qué hemos tenido que gastar más y en qué rubro podemos economizar.
Yo, por ejemplo, elegí gastar menos en comida. ¿Cómo? Cocinando en casa y comiendo menos en la calle. Dentro de mi presupuesto mensual destino 100 euros para el supermercado, pero en la mayoría de los meses no he gastado más de 60. Ahí ya me quedan 40 euros mensuales, pero sigo destinando 100 por si hay algún imprevisto. Si no, va al rubro “ahorro”.
Además de comprar la comida de casa, suelo invertir en croissants, manzanas o bocadillos baratos que se puedan llevar fácilmente en la cartera y que me quitan la costumbre de comer en la calle. Cada semana gasto entre 10 y 15 euros en el supermercado, el valor diario de un almuerzo. Un ejemplo más simple: una funda de 20 mini croissants vale 1 euro y las 10 rodajas de jamón 1 euro más. A la semana podría gastar 2 euros en 10 sándwiches o entre 2 y 3 euros diarios en el bar de la universidad o del trabajo.
En los viajes también se puede ahorrar. Buscar vuelos y hostales baratos es un trabajo minucioso, pero tampoco imposible. Y si no, siempre hay amigos de amigos que te pueden albergar en sus casas durante una corta estancia. Los free walking tour y los horarios gratis en museos también son una excelente opción que puedes encontrar en casi todas las capitales europeas. Y otra recomendación: siempre elige caminar. Eso te evita gastar en transporte si debes pagarlo a diario, conoces la ciudad y haces cardio.
Aprovecha las rebajas para comprar ropa y analiza muy bien tus necesidades antes de adquirir un producto. Gastar en cosas que no vas a terminar usando puede ser una pesadilla financiera. Tómate el tiempo necesario para pensar en tu presupuesto mensual y disfruta intensamente.