No hay un anuncio de ‘paso restringido’. Tampoco uno que advierta que se debe tener cuidado cuando se transita por las calles Jaime Salvador y Alba Calderón, en el barrio Pachosalas de Cumbayá, situado al nororiente de Quito.

La falta de señalización llevó a que un Vitara rojo que circulaba por el sector cayera en uno de los enormes agujeros que puebla la vía y necesitara de cinco ayudantes para salir del aprieto y seguir su camino.

Tampoco era el primer auto en averiarse, pues los daños sobre esta avenida se han vuelto un problema recurrente, tanto que solo en enero la vía se pavimentó dos veces, exactamente los mismos sitios.

Ana Crespo reside allí desde hace más de una década. Ella vio cómo la tierra “prácticamente se abrió” la madrugada del sábado pasado. “Escuchamos un estruendo, como una explosión”, relata.

La calle se partió frente a su casa por la rotura de una tubería de agua potable, y un río de lodo inundó el primer piso de su vivienda. Han pasado varios días y la humedad no se ha podido remediar, dice.

Las paredes y los pisos aún tienen las marcas del agua. “Alguien debería hacerse responsable de esto, ¿quién me paga?”, increpa la señora.

Al conocer el daño, la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps) envió maquinaria y los obreros. Los trabajos, indicó Fernando Zurita, gerente de infraestructura de la entidad, deben terminar esta semana. “Hace unas semanas realizamos el cambio de tubería del alcantarillado, algo que estaba planificado. Se hicieron todos los trabajos correspondientes”, explicó. Unos días después hubo el estruendo.

El funcionario acepta que el movimiento de la maquinaria para cambiar el sistema de alcantarillado pudo haber ocasionado el colapso.

El funcionario asegura que el nuevo asfalto será de mejor calidad que el que habían colocado. “Estamos compactando la tierra que rodea a la tubería y nivelándola”, dijo.

Los vecinos esperan que no haya una tercera intervención, pues las molestias por el polvo y el ruido que han tomado casi un mes, tampoco son soportables. También han perdido la cuenta de cuántos carros han quedado encunetados en media vía producto del daño.

Sin embargo, ya han hecho un pedido a las autoridades para que se revisen y reparen otros tramos afectados.

Más de 800 fugas en dos meses

Según datos de la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado, desde el pasado 22 de diciembre se han reportado 890 fugas de agua en todo el Distrito Metropolitano de Quito. De estas, el 96 % ha sido atendida. Treinta y nueve de estos reportes están pendientes.

Según la entidad, en diciembre se lanzó la campaña SOS H2O que busca atender con celeridad las denuncias de fugas de agua a lo largo de los 7.612 kilómetros de tuberías que distribuyen el agua en la urbe y sus parroquias rurales. El fin, explicó Luis Medina, gerente de Epmaps, es evitar el desperdicio y reforzar los puntos críticos.