La madrugada del viernes 3 de noviembre se activó una alerta por intoxicación masiva por monóxido de carbono en las calles José Correa y Sebastián Quintero, sector El Batán, en el norte de Quito. La emergencia movilizó a paramédicos y unidades del Cuerpo de Bomberos.

Entre los afectados se encontraban nueve individuos, integrantes de una familia, siendo cinco menores de edad y cuatro adultos.

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Según Luis Landívar, jefe de la Unidad de Manejo de Materiales Peligrosos del Cuerpo de Bomberos de Quito, dice que estas personas se salvaron de morir debido a que las náuseas y el dolor de cabeza los despertaron y al percatarse de que algo no estaba bien notificaron al ECU-911 a tiempo.

Para atender la emergencia realizaron un monitoreo atmosférico en el departamento y detectaron una fuga de carbono, debido al desperfecto del calefón en el edificio. “Es una situación que nos preocupa porque deja en evidencia falencias en el mantenimiento preventivo, que pueden resultar en emergencias”, mencionó.

Landívar añadió que la mayoría de incidentes que han atendido en los últimos meses el Cuerpo de Bomberos responde a fugas producto de daños en válvulas, mangueras o reguladores, que en ciertas ocasiones no han sido cambiadas en hasta una década.

“Hay casos que hemos encontrado en el que han puesto ladrillos o bloques sobre el regulador para que genere suficiente presión y salga el gas. Esto no puede suceder. En el minuto en que no haya presión, el regulador debe cambiarse”, agregó.

Asimismo, las instalaciones artesanales de tuberías para trasladar el gas a estufas a mayor distancia de lo que permiten las mangueras habituales también son una causa de riesgo y puede causar la ‘muerte dulce’, es como se llama a la muerte por inhalación de monóxido de carbono.

Al respirar el gas la víctima se va adormeciendo lentamente incapaz de reaccionar ni de moverse.

Este fue el caso de Alexandra Martínez, quien tuvo que adecuar su cocina a raíz del accidente que la envió al hospital.

Hace un año, su cocina era diferente, el cilindro de gas se encontraba en el interior de su vivienda al igual que el calefón.

Dice que ese día estaba agripada, no se percató del olor a gas. Solo recuerda que sufrió un mareo y se desplomó. No recuerda más de ese día.

Su hijo llegó a la casa y alertó de la emergencia al ECU 911.

Llegó personal médico y atendieron a Martínez. Desde ese momento tomó la decisión de invertir en la reestructuración de su casa y crear un espacio con ventilación para colocar el calefón y los cilindros de gas.

Realiza mantenimiento periódico para evitar que se repita esa escena de angustia.

“A mi cuidado está una persona que es de la tercera edad y hay que tomar medidas extremas para que no vuelva a suceder este tipo de casos que se dan por desconocimiento”.

Este caso no es aislado, según cifras del Cuerpo de Bomberos en el 2023 se han registrado 65 emergencias, de estas 7 por intoxicación por gas licuado de petróleo (fuga de gas) y 58 personas fueron atendidas por los efectos tóxicos del monóxido de carbono, es decir por afectaciones por el calefón.

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Pero, ¿Cómo la persona se da cuenta que existe fallas en estos artefactos? El especialista dice que hay que tomar en cuenta estas características: En la cocina la llama debe ser color azulado y no debería tener presencia de hollín (quemado). “Si las ollas que estoy utilizando están quedando con ese hollín ya es señal de alerta”.

Mientras que, en el calefón si existe una presencia de una lengüeta de color negro quiere decir que hay presencia de monóxido de carbono y se debe dar mantenimiento de urgencia.

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