Con caballos, equipamiento antimotines y un contingente de 340 hombres se ejecutó un operativo sorpresa en el Comité del Pueblo, al norte de la capital ecuatoriana.

El operativo se inició con el amanecer, a las 05:30, y se extendió hasta horas de la mañana. Los controles contemplaban una selección aleatoria de transeúntes, automóviles y motocicletas, que fueron revisados por los uniformados en un esfuerzo por lograr la detección temprana de posibles infractores de la ley.

Durante el operativo, una persona fue arrestada por tenencia ilegal de armas de fuego. Además se decomisaron dos armas blancas, un bate, 65 municiones y gas pimienta.

En la intervención participaron 20 instituciones entre municipales y gubernamentales: Fuerzas Armadas, Policía Nacional, agentes metropolitanos, Agencia Metropolitana de Control, entre otras. Las acciones no solo se limitaron a este barrio, sino que se desplegaron en otras zonas de la urbe que han sido identificadas como conflictivas o peligrosas.

Entre ellas están barrios del centro de Quito, como San Roque, La Marín, El Panecillo, el parque El Ejido, el Arco de La Circasiana, la Plaza Santo Domingo y la Plaza Grande.

En los últimos días, el incremento de los crímenes cometidos con violencia en la capital han alertado a la población del riesgo que implica caminar por las calles. El pasado miércoles un robo estilo sacapintas sorprendió a los habitantes de La Villaflora, algo que quedó grabado por una cámara de seguridad. Ante el clamor por el violento asalto, el secretario de Seguridad del Municipio, César Días, manifestó en una entrevista radial que “los robos, asaltos y muertes violentas son hechos aislados” y que “de acuerdo con el Observatorio de Seguridad Ciudadana, nuestros indicadores señalan que 3 de cada 10 quiteños han sido víctimas de robos”.

Sin embargo, esto no tranquiliza a la población, que se mantiene alerta y pide que los controles sean más serios y efectivos. “Uno los llama y no quieren ir, o dicen que van y nunca llegan”, se queja la ciudadanía.