Mesas de futbolín, venta de productos orgánicos, intervenciones musicales y hasta un campeonato de cuarenta se llevaron a cabo este fin de semana en la avenida Ignacio San María, entre Nuñez de Vela y Juan González, en el sector de Iñaquito.

Fue tan solo la más reciente de varias ferias al aire libre que empezaron el mes pasado en la zona y que son parte de un laboratorio urbano cuyo objetivo es la transformación de este barrio de la capital.

La iniciativa, planteada a mediados del año pasado por el Colegio de Arquitectos del Ecuador, provincial de Pichincha  surgió como un proyecto permanente tras varias propuestas de toma de espacio temporales realizadas por la entidad. Así lo explica Pamela Mendieta, quien lidera la propuesta urbana.

“Desde el Colegio de Arquitectos se pensó en un plan permanente y tuvimos un acercamiento con el Municipio para discutir la “pacificación” de la Ignacio San María, calle de la que somos vecinos. Esa “pacificación” incluye la eliminación del doble sentido de la vía, para que ese carril restante se convierta en una red caminera para peatones y bicicletas (...) También planteamos la arborización, no como un tema paisajístico, sino como uno ambiental que ayuda a la circulación del agua, pues en este sector hay inundaciones”, explicó.

El arribo de la pandemia modificó el plan inicial para incluir no solo la reestructuración urbana, sino el mejoramiento del espacio público. Ocupar estas áreas “abandonadas”, como se ha hecho desde noviembre, fue parte del proceso de socialización, que desde su inicio ha logrado el 70 % de la aceptación de los residentes.

“Fue un proceso complejo, porque en el hipercentro no hay este sentido de barrio. Es más, los moradores ni siquiera lo consideran un barrio, entonces parte de nuestra labor fue construir una gran organización barrial que pueda tener una voz. Nosotros siempre tuvimos en mente que esta propuesta sea consensuada, que no sea solo algo que llegamos y hacemos sin preguntar”, comentó Mendieta.

Para Anita Gómez, residente del sector, la iniciativa es una que puede mejorar la vida de los moradores. “Ver las ferias ha sido interesante porque aunque tenemos toda la parte bancaria, no hay vida de barrio y en la noche se vuelve peligroso. El que podamos salir, caminar y que haya más sitios abiertos lo hará más bonito y más seguro”, reflexionó.

Pero hay desacuerdos, pues para otros moradores, el achicamiento del carril representará mayor congestión vehicular.

Por ahora, el laboratorio urbano espera la aprobación de una ordenanza para pasar de lo técnico a las obras. Las encuestas para conocer las sugerencias de los residentes también continuarán.

Otro laboratorio urbano en Cumbayá

Los fines de semana, en la avenida Eloy Alfaro hasta el ingreso al Chaquiñán, en Cumbayá, una treintena de establecimientos sacan mesas y parasoles a la calle. El laboratorio urbano, impulsado por el Municipio y el sector, tiene el objetivo de reactivar la economía y atraer a moradores y visitantes. 

Además de la peatonalización, la propuesta plantea el aumento de espacios verdes y un mayor control a la seguridad.