La tercera semana de enero había sido anunciada como la del pido de los contagios con la variante Ómicron por parte de las autoridades del COE Nacional, reunidas la semana pasada en el ECU-911. 

La situación fue catalogada tan grave que los cantones del país fueron ubicados de acuerdo a los colores del semáforo. Solo dos empezaron con color verde, una veintena en amarillo y 193 se ubicaron en rojo. 

Eso llevó al COE Metropolitano de Quito a declarar la alerta roja en la capital por el aumento vertiginoso de los contagios. Sin embargo, en menos de cuatro días esa realidad cambió. y casi todos los cantones colocados en semáforo rojo pasaron al nivel medio o amarillo. 

Con esa certeza y el reporte epidemiológico del Ministerio de Salud que habla de una reducción de 10.000 casos en el reporte de contagios, Quito pasó a otro nivel. 

En su cuenta Twitter el alcalde de Quito Santiago Guarderas convocó para el lunes, 24 de enero a una reunión urgente, al COE Metropolitano.

Ese día se definirán las acciones que se tomarán en la capital. “La salud y bienestar de los quiteños son la prioridad para lograr la reactivación económica de la ciudad”, indicó. 

La resolución 040 colocó a la capital en el rango de cuatro umbrales de alerta para tomar decisiones sobre la base de tres criterios: transmisión del virus, capacidad del servicio hospitalario y corresponsabilidad (vacunación). 

Este semáforo tiene cuatro colores: verde, amarillo, tomate, rojo y determina los aforos para el funcionamiento de bares, discotecas, centros de tolerancia y diversión nocturna, centros de entrenamiento y gimnasios y otros.

Al ser la presencialidad voluntaria, las instituciones educativas garantizarán el distanciamiento necesario entre alumnos, es decir 2.25 metros por persona, anunció el Municipio. Además, las clases se pueden organizar en grupos y en horarios diferenciados, a partir del día lunes, 24 de enero.