Vivimos una transición entre el viejo orden económico-social mundial y uno nuevo que aparece furioso e imponente. El somero análisis del COVID-19, implica el estudio del capitalismo y del poder mundial.

La sociedad contemporánea tiene un alto consumo material y energético para poder subsistir y, naturalmente, la disputa entre las grandes naciones es por el control y posesión de los recursos naturales de la tierra y por tanto tener más poder económico y político en el mundo.

El límite de disponibilidad de los recursos naturales marcan el inevitable conflicto de poderosas naciones de la civilización industrial, por un nuevo reparto del orden social mundial.

El colapso del modelo de la civilización contemporánea, agudizado por la crisis estructural producida por la pandemia, no ocurrirá de forma súbita, será un proceso largo y complejo, con conatos de una tercera guerra mundial y de nuevos fenómenos como el COVID-19, arma de guerra biológica de reducción demográfica, pero no para acabar con la humanidad, pero sí para quedar los más fuertes y triunfadores.

Se viene una total reorganización social y política en la crisis, a fin de evitar una quiebra de la economía monetaria, financiera y productiva global y en los respectivos estados nacionales; una crisis del comercio, la banca y el crédito público y privado.

Esta nueva realidad tendrá menos información disponible del derrumbe del sistema político actual y poco material para consolidar una sociedad más equitativa, democrática y justa.

Los tiempos conflictivos por venir serán abandonando el individualismo y comprometiéndose con una realidad más colectiva.

Total, nadie da pie con bola en una cabal comprensión y análisis de lo que sucede en el mundo como posverdad del COVID-19.

Dr. Franklin Salazar Savinovich