Es grato consignar que el vecino Perú superó una grave crisis política que lo mantuvo durante unas horas en un peligroso vacío de poder.

Luego de las fallidas intenciones legislativas para remplazar al presidente depuesto por el Congreso: Martín Vizcarra, el día lunes en la tarde se logró consenso alrededor de un personaje nuevo en el quehacer político tradicional pero muy destacado en ámbitos académicos peruanos e internacionales. En efecto, el hasta ayer legislador Francisco Sagasti Hochhausler, versado con amplio reconocimiento en el diseño de políticas de ciencia y tecnología y temas de planificación del desarrollo, derivó en los últimos años a una dedicada militancia en una agrupación partidaria de reciente formación: el Partido Morado, que en su simbología cromática busca un centro concebido como el producto de la mezcla del azul con el rojo. Estimado también como hábil negociador, su experiencia y el respaldo político obtenido garantizan, es de desear, una transición ordenada hasta las próximas elecciones en abril. Se supera así un clima de gran agitación política que con masiva presencia de jóvenes y ciudadanía en general, manifestó su gran inconformidad en las calles, no solo por la destitución de Vizcarra, sino también en razón de la crisis ética y económica que se vive.