La cifra de infectados por el coronavirus (2019-nCoV) de Wuhan supera ya los 32.000 y son seiscientos los muertos en China. En un episodio simbólico de devastación, el médico que originalmente reveló la existencia del virus ha fallecido y se reportan casos de infección en más de veinticinco países. La tasa de mortalidad es del 2 % pero el contagio es agresivo, al punto que cada transmisor afecta a once personas en cuatro ciclos de infección, cuando es dos para el SARS y 0,2% para la influenza.

Los efectos económicos y sociales son devastadores. La cuarentena obligada afecta la vida de millones de personas. La cesación parcial de las actividades productivas golpea a la economía china y, por su ponderación, a la economía global y al comercio internacional. La demanda de petróleo de China ha bajado en un 20 % y ya tuvo efecto sobre el precio del WTI, que cayó por debajo de los $ 50. En nuestro medio, se afecta la limitada canasta de exportaciones ecuatorianas que, como las camaroneras, tiene alta concentración en los mercados de consumo de China. Son efectos terriblemente nocivos los cuales, unidos al pánico y a la desinformación, van a afectar a la economía local en forma significativa.