Quería el legendario patriota uruguayo José Gervasio Artigas, al inaugurar la Biblioteca Nacional en Montevideo, que “los orientales sean tan ilustrados como valientes”. Esos nobles propósitos pareciera se arraigaron profundamente en ese noble pueblo y se manifiestan ejemplarmente hasta nuestros días. Prueba de ello, entre muchas, son las recientes elecciones que debieron resolverse con una segunda vuelta. 

Que Uruguay ha recibido en paz los resultados, es el titular de todos los diarios en la convulsa América Latina. Algunos hasta se arriesgan a destacar que en otros países de la región, con apenas 30.000 votos de diferencia, se estarían dando grandes tensiones y alborotos buscando escamotear esa tan disputada elección. 

En el Uruguay, en cambio, ya reconoció su derrota el candidato del Frente Amplio, que se había mantenido durante tres mandatos consecutivos en el poder, felicitándolo como nuevo presidente al representante de una coalición de partidos y organizaciones de centroderecha, que logró la débil mayoría antes señalada. Únicamente falta para culminar el proceso, que la respetada Corte Electoral en la que todos confían, oficialice las cifras al concluir el respectivo conteo de los sufragios. Sin duda, Uruguay es un país ejemplar en nuestro agitado continente.