Demoler la tribuna de los Shyris como lo ha anunciado el alcalde de Quito parece ser una buena idea. Se trata de una estructura fea y vieja que apenas sirve una o dos veces al año cuando hay desfiles. En realidad, en ese espacio se podría poner algo mucho más armónico con el espacio verde que es el parque de La Carolina. No suena coherente, sin embargo, que se plantee esa reforma como parte de la solución a la peligrosa afición de algunos quiteños indolentes de hacer carreras de carros y motos en la avenida de los Shyris a altas horas de la noche o en las madrugadas. Se trata de un problema que está presente desde hace años y que ninguna de las autoridades de la ciudad ha sido capaz de ponerle fin por alguna extraña razón, porque no parece imposible ejercer autoridad en esa zona.

Si no fuera por el accidente que ocurrió hace pocos días cuando dos carros de alta gama golpearon a otros que estaban en los parqueaderos que hay en el centro de esta avenida, seguramente este drama hubiera seguido siendo ignorado por las autoridades. El ruido, sumado a las borracheras que se organizan en los parqueaderos han menoscabado la calidad de vida de miles en esa zona. Por eso, ejercer un control eficaz, así como encontrar una alternativa a los estacionamientos resulta más urgente y prioritario que demoler la tribuna.