La primera integración latinoamericana de bolsas de valores que llevan a cabo Colombia, Perú y Chile prevé concretar su fase de operación en el 2025. A Ecuador, al margen de esta estrategia, no le queda otra que ver con envidia cómo la competitividad de estos países se pone en marcha para atraer nuevos capitales, usando como plataforma el mercado bursátil. Nuestro país ha quedado fuera de esta fórmula de crear un mercado único, y así seguirá si los administradores de sus bolsas, aun apuntando a asociarse a países centroamericanos, internamente siguen actuando por separado y desmereciendo las ventajas de una fusión. 

Es necesario reflexionar sobre lo que se hace y sobre las oportunidades que se estarían perdiendo. Un caso para recordar es lo que se vivió previo a la firma de un acuerdo con la Unión Europea. El retiro anticipado de una negociación que se tramitaba junto a Perú y Colombia, siete años después le sigue pasando factura a los ecuatorianos con la visa Schengen.

Las bolsas deberían replantearse la política de desarrollo que tienen. Es necesario empezar a buscar también aliados regionales que, a través del intercambio de conocimientos y tecnologías, apalanquen nuestro desarrollo, atrayendo mayor inversión, el real motor de reactivación económica y generación de empleos.