Editorial: Confianza selectiva
EXPRESO defenderá siempre su derecho a la libertad de informar con rigurosidad y el derecho de los ciudadanos a informarse
No hay confianza a medias, ni a conveniencia. O se confía o no se confía. Así de claro. A las reglas de la justicia ecuatoriana -con sus defectos y virtudes- se ha sometido EXPRESO al afrontar una demanda por supuesto daño moral presentada por alguien que no se somete a esa misma justicia para resolver las acusaciones en su contra. Es decir, para esta persona que se siente muy cómoda demandando desde la clandestinidad, la justicia es buena para juzgar a otros, pero no para juzgarlo por graves acusaciones de integrar una trama de corrupción en la compra de insumos médicos para el Seguro Social.
Si tanto confía en la justicia ecuatoriana como para exigir una millonaria reparación, ¿por qué no regresa al país y se somete al mismo banquillo en el que ahora se sienta este Diario? Cuando se tiene la razón, la confianza en el juzgador pasa a un segundo plano. El peso de los argumentos prevalecen y, en este caso, prevalecerán.
EXPRESO defenderá siempre su derecho a la libertad de informar con rigurosidad y el derecho de los ciudadanos a informarse sobre hechos de interés público. ¿Que eso puede llegar a incomodar a alguien? Sí. Pero es nuestro deber con la sociedad. Cuando dejemos de hacerlo, habremos perdido nuestra esencia.