En el caos urbano que son ciudades como Guayaquil, destaca Cuenca en la provincia del Azuay, y pareciera que la diferencia obedece a que desde el comienzo del año 2000 se la dotó de un instrumento fundamental: un Plan de Desarrollo de Ordenamiento Territorial que avanzó hasta el año 2030. Dicho plan contempla -entre otros aspectos fundamentales- uno, lo biofísico, que estudia los recursos naturales sobre los cuales se asienta la población y sus actividades; dos, lo sociocultural, que analiza la estructura composición y dinámica de la población; tres, lo económico, que analiza las principales actividades económicas del territorio, y de las relaciones entre los factores productivos que permiten el desarrollo de la economía; cuatro, asentamientos humanos, que analiza la distribución y ocupación de la población en el territorio; cinco, la movilidad, energía y conectividad, que analiza las redes que permitan articular a la población con el medio físico y sus actividades; y seis, política institucional y participación ciudadana, que analiza la estructura y capacidad institucional del GAD y de los diferentes actores públicos y privados, para resolver conflictos, potenciar complementariedades en las acciones y fomentar la participación ciudadana.