Con determinación, esfuerzo y planteamiento de metas, Ecuador puede alcanzar los más altos sitiales del mundo. Es la lección que Richard Carapaz le ha dado a todo el país. Una lección que puede y debe replicarse en todos los ámbitos.

Su ubicación y características geográficas, el clima, la riqueza de nuestros suelos, su biodiversidad y multiculturalidad hacen de nuestro país una tierra privilegiada que no ha tenido, a lo largo de la vida republicana, gobiernos que hayan sabido potencializar efectivamente sus fortalezas y convertirlas en desarrollo y bienestar en beneficio de su población.

La coyuntura geopolítica ofrece una ventaja competitiva a Ecuador que puede volverlo centro de la inversión extranjera en la región. Es un momento que no puede desaprovecharse, determinante para el futuro de la nación. Le toca al Gobierno liderar con sagacidad el esfuerzo para aprovechar al máximo esta coyuntura. Deberá establecer las metas a alcanzar, motivar a la ciudadanía a estar dispuesta a esforzarse para lograrlas y con ese respaldo, iniciar el largo y laborioso proceso de transformación del marco legal y de regeneración moral, imprescindible para sacar al país adelante.

Al igual que Carapaz, toca mirar hacia el podio, prepararse y subir la montaña, con perseverancia y sin excusas.