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Independencia, nación, libertad y autonomía

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A 202 años del triunfo por la libertad política seguiremos cantando ese himno olmedino: “Saludemos gozosos/en armoniosos cánticos/esa aurora gloriosa/que anuncia libertad,/libertad, libertad…."

Son cuatro términos esenciales que sirven para la comprensión del real e íntimo sentido de la acción revolucionaria de la sociedad guayaquileña y sus líderes políticos, ilustrados y modernos: el 9 de Octubre de 1820. Estas palabras están llenas de gran significado histórico, político y cívico. Expresan el pensar-hacer de quienes se atrevieron a ser libres y conocer que detrás de la libertad está la política. En efecto, la política y la libertad son un todo inseparable (Hannah Arendt). Eso lo comprendieron y valoraron el colectivo sociopolítico de 1820, Olmedo, Antepara, Merino, Villamil, Febres-Cordero, Roca, etc. Conquistaron libertad e independencia por vía revolucionaria. Además los condujo a saber que era necesario ir hacia la construcción de la nación que uniera a todas las provincias de la que fue la Real Audiencia de Quito. También esa misma sociedad y sus líderes políticos reconocieron que la autonomía debía ser un principio básico de la nueva geopolítica, socioeconomía y cultura local. La Revolución octubrina fue victoriosa y contundente porque se inscribió en el momento adecuado y cuando las condiciones económicas, militares, logísticas, políticas y demográficas permitían obtener mejores resultados. Ideológicamente siguieron la ruta marcada por Miranda y Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Y sus principales líderes estaban vinculados al comercio de exportación e importación; con ese aprendizaje y experiencia de empresarios mercantiles buscaron el máximo beneficio con el menor costo. Y lo lograron. Aspecto fundamental que emergió con fuerza de esa transformación fue comprender que ese proceso de afirmación y proyección de la libertad política les dijo que era necesario consultar a la ciudadanía (ya no eran súbditos). Así crearon un instrumento jurídico-normativo que asegure el provenir en noviembre de 1820.

A 202 años del triunfo por la libertad política seguiremos cantando ese himno olmedino: “Saludemos gozosos/en armoniosos cánticos/esa aurora gloriosa/que anuncia libertad,/libertad, libertad…. Nosotras guardaremos/ con ardor indecible/ tu fuego inextinguible,/ oh santa libertad,/ como vestales vírgenes/que sirven a tu altar…” Por ese legado vigilemos y valoremos por siempre la libertad política.