El 25 de julio de 1535 es una resolución del cabildo de 1929. Concluyó una controversia sobre fundación-traslados de la ciudad. El historiador guayaquileño fallecido esta semana, José Antonio Gómez Iturralde, lo evidencia en una de sus publicaciones. Es preciso ir más allá y preguntar: ¿qué es Guayaquil? Es: ciudad-puerto, provincia-región. Es un proyecto geopolítico, histórico-social, ideológico, cultural de una comunidad de ciudadanos libres, tejido estructuralmente. Es una sociedad, fuerza colectiva producida y recreada sobre tres ejes vitales: libertad, independencia y autonomía. Libertad que se busca, tiene, afirma y defiende.

No nació en el octubre libertario de 1820 sino de la libertad económica, libre comercio y navegación de los indígenas mercaderes manteño-huancavilcas. El octubre insurgente recuperó y proyectó ese espíritu de independencia que ha hecho de la “Casa Grande”, el hábitat social de ellos. No retrocedió ni claudicó a los desafíos medioambientales y ecológicos del trópico zonal que lo hubiesen condicionado. Se hizo un colectivo de diversidad étnica autónoma. Sin ese accionar habría sido sometida a determinaciones naturales. Ese ser autonómico, libre e independiente lo heredaron todos. Así creció. Por eso sin autonomía y libertad no se hubiesen atrevido a navegar grandes distancias (México, Perú y Chile) comerciando spondylus. 

Guayaquil, como proyecto histórico, geopolítico-socioeconómico-cultural es y se hace en una larga duración temporal que está y va antes y después de 1535. Tienen una consistencia de tiempo previa a los españoles: los indígenas mercaderes de spondylus. Ellos iniciaron el comercio y la economía libre por el Pacífico. 

De ahí viene ese ser-hacer colectivo que piratas, incendios, epidemias y populistas cleptómanos-narcisistas no han doblegado. Vive y se nutre del enjambre de comerciantes-emprendedores libres que hacen del trabajo mercantil-capitalista la esencia de su modo de vida. Esto va más allá del 25 de Julio. Celebremos su histórico accionar estructurador que hace la identidad y proyección del Guayaquil permanente. Por eso es “Ciudad cosmopolita, hogar fecundo… El Guayas eres tú dándote al mundo y el mundo es el Salado que te abraza” (P. H. Vela Egüez).